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Interpretada por Roscoe "Fatty" Arbuckle (como Slim Boover) y Wallace Beery (como Buck McKee), Los desesperados adapta la obra de teatro de Edmund Day que ya se había llevado previamente a los escenarios de Broadway. La película se promocionó apoyándose en una frase que se convertiría en una de sus claves: "Nadie quiere a un hombre gordo". Arbuckle se había entrenado en la factoría Keystone desarrollándose en el terreno del slapstick e interpretando muchos cortometrajes. Pronto el importante Adolphe Zuckor decidiría contratarle para rodar una serie de largometrajes entre los que se encontró este. George Melford se situó tras la cámaras y cuenta con una pequeña intervención del también cómico Buster Keaton. Melford también tenía tablas como actor y desarrolló una profusa carrera como realizador, llegando a dirigir más de un centenar de filmes.
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