Las ruinas
por Xavi Sánchez PonsA finales de la década de los ochenta el siempre inquieto y juguetón Ken Russel, enfant terrible del cine británico, decidió acercarse al terror de serie B con esta más bien libre adaptación de una novela de Bram Stoker.
La película parece estar partida en dos, la que trataba de contentar a los seguidores del cine de terror de los ochenta (hay mucha sangre, destape femenino innecesario y banda sonora estridente), y la que responde solo a las obsesiones Russell, con toda una suerte de escenas oníricas, un uso de la fotografía casi mágico y maquillajes y vestuario imposible. De hecho en La guarida del gusano blanco la trama es lo de menos, siendo más una película que juega a la creación de atmósferas que acaban por explotar en un tramo final lleno de delirio y pirotecnia visual. Este filme tuve el apoyo de Vestron Pictures, distribuidora y productora de cine de género de serie B conocida por títulos como Blood Dinner y Waxwork: Museo de cera, entre otras.
A favor: su condición de divertimento de terror
En contra: la espantosa banda sonora de Stanislas Syrewicz