Si hablamos de buen cine, Viaje a Cythera debe estar obligatoriamente en la conversación. Theo Angelopoulos aquí nos cuenta dos historias, por un lado, un estético y emocionante poema sobre la confrontación de los fantasmas familiares del pasado, la rebeldía, libertad y amor incondicional. Y por otro, la pasión de un director de cine y su compenetración con la trama y ejecución de su film. El modo que Angelopoulos elige para mostrarnos estas dos historias es cuidadosamente inteligente, cautivador y conmovedor. Simplemente un deleite audiovisual.