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    Cocodrilo asesino
    Críticas
    1,5
    Mala
    Cocodrilo asesino

    Mandíbulas de plástico, dientes de metal

    por Nestor Hidalgo

    Bajo el pseudónimo de Larry Ludman, el realizador italiano Fabrizio De Angelis ha conseguido que su carrera cinematográfica, iniciada en la década de los 80, sea un ejemplo sólido de numerosas aproximaciones al cine de género desde las coordenadas de la serie B y con ocurrencias de derribo, la mayoría deudoras de algún que otro éxito del cine comercial. Es el caso de 'Cocodrilo asesino', que, por supuesto, debe su razón de ser a otra película reciente de terror con cocodrilo anabolizado como 'La bestia bajo el asfalto' (Lewis Teague, 1980), pero bebe de forma indiscriminada y sin intención de ocultarlo del modelo canónico asentado por 'Tiburón' (Steven Spielberg, 1975).

    Lo que tenemos es al característico grupo de exploradores ecologistas norteamericanos que, durante un viaje de investigación por Centroamérica, entran en contacto con un inmenso cocodrilo que, al haber sido expuesto a productos tóxicos vertidos en el río, ha aumentado extraordinariamente su ferocidad y tamaño. Cero sorpresas sobre lo que sucederá a continuación: todos irán cayendo poco a poco hasta que, de manera espectacular, los supervivientes logren aniquilar a la bestia (que, por algún motivo, estalla en pedazos). Por el camino, De Angelis disemina con pragmática astucia escenas del reptil marioneta cazando humanos y haciendo hemorragias aquí y allá, aunque olvida una de las reglas de oro de la serie B y la anatomía de actrices como Sherrie Rose queda lejos de mostrarse en todo su esplendor.

    A favor: La desvergüenza seriebesca.

    En contra: Pese a todo, no es una película muy divertida.

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