Harlow es una actriz a la que, muy a su pesar, solo le ofrecen papeles de figuración en las películas. Su oposición a trabajar como parte del equipo de casting le confiere la animadversión de la industria del cine. Sin embargo, no todos mostrarán hacia ella un sentimiento tan negativo. Un agente llamado Arthur ve algo en ella y empieza a representarla. Los trabajos que le ofrecen son muy esporádicos y en la mayoría de ocasiones consisten en recibir el tartazo en la cara, típico de las comedias de bajo presupuesto. A pesar de esto, la esperanza de Arthur no decae y sigue apoyando a su representada hasta el final. Cuando Harlow termina sus estudios de interpretación se demuestra dispuesta a conseguirlo todo y llega a convertirse en la chica que toda mujer quisiera ser.