"Arma Letal 2" es una efectiva y exitosa secuela del clásico policíaco “Arma Letal", nuevamente a cargo de Richard Donner, y protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover. Tras el éxito de la precuela, considerada la primera película del subgénero “Buddy Cop", los directivos de Warner Brothers amarraron rápidamente con los legendarios Joel Silver y Richard Donner una secuela directa con la pareja dispareja conformada por el demente policía Martin Riggs y el equilibrado detective Roger Murtaugh desbaratando alguna red criminal o negocio del hampa organizado. Rápidamente, se contactó al guionista original Shane Black para que escribiera el nuevo guión, quién después de trabajar 6 meses en ello decidió abandonar el proyecto luego de que Silver y Donner rechazaran el borrador de lo que llamó “Play Dirty” por ser demasiado oscuro y sangriento. En este borrador, desarrollado en conjunto con su amigo el novelista Warren Murphy, Black proponía la brutal muerte de Riggs en el clímax, en un acto de sacrificio redentor hacia los Murtaught, lo que fue totalmente descartado por Silver y Donner ya que tenían en mente otras secuelas en caso que esta segunda entrega resultara también exitosa. Sin embargo, el mayor problema que Black debió enfrentar fue el giro a la comedia de acción que el productor estaba imponiendo, y que Black rechazó porque atentaba contra la naturaleza intrínseca de lo que es el cine negro, después de todo era un film neonoir, con elementos de acción y uno que otro de comedia.
Finalmente, Jeffrey Boam reformó el guión y lo convirtió de una trama oscura y melodramática en donde incluso los sudafricanos torturaban a una mujer policía, en una dinámica comedia de acción que sería el tono que seguiría en sus dos siguientes secuelas. El mayor mérito del guión es permitir que los caracteres de Riggs y Murtaught fluyan naturalmente de tal forma que el espectador siga conociendo la personalidad de ambos y llegue a sentir cada vez mayor simpatía, un aspecto clave en el éxito de la precuela. Es así como el espectador terminará por encariñarse con Riggs y Murtaught, con el primero que sacará su lado más romántico y cariñoso como si de un quinceañero enamorado se tratara luego de la trágica pérdida de su esposa, Mel Gibson en su mejor momento, y con el segundo que mostrará su lado más carismático e infantil como padre de familia avergonzado y contrariado por la madurez de su hija adolescente que ya filma comerciales de preservativos. De la misma forma, y como parte de una evidente crítica al racismo aún imperante en la Sudáfrica de fines de los 90s y su enconado Apartheid, el personaje interpretado magistralmente por Danny Glover se da maña para pasearse entre la situación cómica (notable escena en que despista a los funcionarios de un banco para que ingrese Riggs) y la crítica ácida sobre el tratamiento que aún se les daba a los negros a fines de los 80s en Estados Unidos.
Por otra parte, si bien descartó la muerte de Riggs a partir del borrador de Black, y creyendo que de las dos versiones que había hecho una era demasiada melodramática y la otra demasiado cómica, Boam incluyó varios elementos de drama que permitieran mantener la esencia dramática de la primera película. Es así como alude constantemente a la muerte de la esposa de Riggs y explora tanto el remordimiento como el trauma en la psique del perturbado policía, a la par que introduce al personaje de Rika, la secretaria holandesa del diplomático sudafricano, de la cual Riggs queda prendido inmediatamente y con quién tiene un fugaz romance. El director solicitó a Boam que matara el personaje a pesar de que en el guión sobrevivía y se convertía en la pareja de Riggs, para otorgarle mayor dramatismo y motivación al policía para acabar con la banda de narcotraficantes sudafricanos. El film contiene bastantes secuencias de acción que pasarán a la historia, como la persecución en la que Riggs se aferra a la parte delantera de un camión tras forcejear con Vorstedt, la emboscada que los helicópteros enviados por el diplomático corrupto Arjen Rudd hacen a Riggs y Rika en la que apenas sobreviven (notable trabajo del fotógrafo Stephen Goldblatt quién repite), las cómicas escenas de Riggs cayendo con Vorstedt una piscina y Roger “anclado” al inodoro y, por supuesto, la apoteósica escena en la que Riggs destruye la mansión de Arjen Rudd. El clímax en el muelle, en tanto, al igual que la lucha entre Riggs y Joshua en el epílogo de la cinta.
Las actuaciones son notables, al igual que en la precuela, Richard Donner acierta con un reparto sólido y variado. Además del evidente carisma e histrionismo de Mel Gibson y Danny Glover, (ambos impecables) encontramos al ganador del Oscar Joe Pesci como Leo Getz, un personaje neurótico y exagerado como pocos que define el carácter cómico que la saga estaba adquiriendo y que le servirá de tubo de escape a una trama que aunque menos oscura que su predecesora, no deja de tener momentos altamente dramáticos. Joss Ackland y Derrick O’Connor encarnan a los principales antagonistas de la dupla policíaca, el magnate diplomático Arjen Rudd y su mano derecha matonesca Pieter Vorstedt. En el reparto femenino secundario encontramos a Patsy Kensit que personificó a Rika van den Haas, la secretaria de la embajada sudafricana. Darlene Love como Trish y Traci Wolfe como Rianne Murtaught, esposa e hija de Roger respectivamente. Y finalmente a Jenette Goldstein que encarnó a la detective Shapiro.
En definitiva, una efectiva y espectacular secuela, que aprovecha fielmente el tirón de la original y hasta continúa las historias personales de los protagonistas otorgando una nueva dimensión a sus respectivas historias. Además de una acción más trepidante y evolucionada con un ritmo potente y dinámico. Que tiene en la consolidación carismática de sus dos protagonistas y una buena cantidad de escenas de acción dramáticas y tragicómicas como su mejor plusvalía. Simplemente cine de evasión y policíaco de calidad.