Por fin el parque ha abierto sus puertas y los dinosaurios están de vuelta. Más de veinte años después de que se estrenara Parque Jurásico en 1993 nos llega la cuarta entrega de la saga basada en la novela de Michael Crichton y que Steven Spielberg, como productor ejecutivo, ha supervisado al milímetro. La experiencia es espectacular y las taquillas de todo el mundo lo están demostrando rompiendo todo tipo de récords (la primera película en recaudar más de 500 millones de dólares en todo el mundo, la más taquillera el primer fin de semana de exhibición, la segunda más taquillera de 2015…), un mes después de su estreno se ha colocado como la quinta película más taquillera de todos los tiempos.
La trama se desarrolla veintidós años después de los acontecimientos narrados en Parque Jurásico, en la misma isla Nublar se ha abierto un nuevo parque temático llamado “Jurassic World”, propiedad de Simon Masrani (Irrfan Khan) y dirigido por la científica Claire Dearing (Bryce Dallas Howard), lleva abierto diez años y es un éxito total, recibiendo unos veinte mil visitantes diarios. Cada cierto tiempo, el parque renueva las especies para tener novedades que ofrecer a sus visitantes y que su número aumente. A falta de nuevas especies que clonar, el Dr. Henry Wu (BD Wong), experto en genética, ha creado una nueva especie modificada genéticamente a la que han llamado “Indominus Rex”, más grandes, más fuerte y con más dientes que el T-Rex.
[...] No quisiera restar mérito al trabajo de Colin Trevorrow, el director oficial de esta cuarta entrega, pero se nota mucho y bien la labor de Steven Spielberg. La película sigue la senda que marcó Spielberg en el 93 y repite la misma fórmula, pocas cosas hay nuevas que no había en la anterior, dinosaurios inteligentes y letales, niños, una pareja de valientes, tecnología asombrosa, personajes que desde su primera aparición sabemos que terminaran engullidos… Sin embargo consigue lo imposible, ser divertida, entretenida, terriblemente emocionante, visualmente asombrosa y una secuela muy digna.
Lo mejor de todo es que no consigue que echemos de menos la película de 1993, los restos de Parque Jurásico están ahí, en la misma isla, podemos verlos, forman parte de la trama y podemos reírnos cuando vemos que a Claire no le hace gracia que un empleado lleva una antigua camiseta comprada en eBay. Además se permiten el lujo de provocarnos, Jurassic World es más grande, más espectacular, más ruidosa y más moderna, pero el mensaje que nos lanzan es que más no siempre es mejor, una curiosa paradoja que se podía aplicar a la actual industria cinematográfica y una clara referencia al afán desmedido de ganar dinero de algunos proyectos, lo que no deja de tener su punto de ironía.
En cuanto al reparto, destaca por encima de todos Chris Pratt, que el año pasado ya nos regaló el blockbuster del verano (Guardianes de la galaxia) y este año le vuelve a tocar, para la satisfacción general. A pesar de que su trama (amaestrar velociraptores) es un poco absurda, sabe sacarle todo el partido posible y su personaje es memorable. Su aguerrida compañera es Bryce Dallas Howard, (no confundir con Jessica Chastain que se enfada), al principio es un poco ingenua e insufrible, pero cuando toca remangarse y ponerse manos a la obra es la primera en hacerlo y logra aparecer en algunas escenas sexy y sudorosa para regocijo de su admiradores. Muy buena química entre Chris Pratt y Bryce Dallas, recordando los mejores momentos de Indiana Jones.