"Indiana Jones y la Última Cruzada" notable y entrañable tercera entrega del famoso arqueólogo Indiana Jones, a cargo de la dupla conformada por George Lucas y Steven Spielberg. Indiana Jones se embarcará esta vez en la búsqueda de una de las mayores reliquias de la historia de la humanidad, el Santo Grial, la copa que Jesús usó en la Última Cena y que recogió su sangre tras su crucifixión. Un grupo de nazis, en tanto, secuestrará al padre de Indiana para obligarlo a buscar el tesoro y así conquistar la vida eterna. Mientras Lucas proponía la búsqueda del Santo Grial, Spielberg aceptaba, pero con la condición de que se le vinculara con la difícil relación que había caracterizado a padre e hijo hasta ese momento, como una metáfora sobre la búsqueda de la reliquia y una nueva oportunidad para ambos de construir una relación de afecto y entendimiento. De esta forma, no será extraño que el prólogo final de la cinta inicie con un adolescente Indiana arrebatándole la Cruz de Coronado a un grupo de mercenarios de tesoros, que planean vendérsela al magnate Panama Hat.
En dicha secuencia, en donde el futuro arqueólogo roba la reliquia y escapa espectacularmente de los mercenarios a caballo y luego en un tren circense que transporta a las bestias del espectáculo (cocodrilos, serpientes y leones), se plasmará la primera referencia a la dificil relación de Indiana con su padre Henry Jones, cuando el muchacho busca refugio en casa pero su padre le ignora y permite que el sheriff le quite la cruz y se la entregue al mafioso. Uno de los grandes detalles de este prólogo y que enlazará luego con el leitmotiv es precisamente el encuentro del joven Indiana con el líder de los mercenarios, que siente una inusual simpatía por el futuro arqueólogo, al punto de regalarle su sombrero de Fedora, que se convertirá en uno de emblema de la saga, junto con el distintivo látigo. En la mencionada escena, que acontece en el barco “Coronado” de Panamá Hat en la costa portuguesa, un ya adulto Indiana Jones nuevamente se ve enfrentado al magnate por la misma reliquia, que consigue arrebatarle, antes de que explote el carguero. Una escena en la que el director se da cuenta de que el espíritu aventurero y justiciero del arquéologo, su idealismo acerca la historia y la importancia de sus artefactos, son una característica distintiva en el héroe.
Sin embargo, lo más importante para los amantes del cine de acción, es que el film, está plagado de momentos espectaculares, en mi opinión, la mejor de la saga y reflejo de una madurez absoluta como director de orquesta de películas de acción. Las secuencias de acción no dan respiro: a la citada secuencia de búsqueda en las catacumbas venecianas, hay que agregar la persecución en lancha de la sociedad secreta que guarda el secreto del Grial y cuyo líder, Kazim, el viaje a Berlín en donde, en una quema masiva de libros, Indiana recupera el diario y se encuentra con el mismísimo Hitler a boca de jarro, el enfrentamiento en el dirigible cuando pretendían salir de Alemania y el escape en avión de caza, el enfrentamiento con las huestes nazi a campo abierto con misiles y tanques incluidos, y como no, la magnífica y emotiva secuencia final en el Cañón de la Luna Creciente. Conviene referirse a la secuencia final, ya que además de ser entretenida, resulta profundamente simbólica. Finalmente, héroes y villanos llegan al Canal de la Luna Creciente para conquistar el Grial, pero antes deben superar tres pruebas, que a la postre son pruebas de fe. El guión contrapone a Indiana Jones para que acceda al Grial, cuando Donovan hiere de muerte al padre del arqueólogo, y éste se ve obligado a aventurarse y superar las tres pruebas finales para sacar la copa y curar a su padre. Es, en definitiva, el amor hacia su padre lo que lo lleva a seguir adelante, y no la posibilidad siquiera de acceder al Grial como reliquia.
Las actuaciones son inmejorables, Harrison Ford disfrutó como nunca de su interpretación, asumiendo sus propias acciones de riesgo y teniendo una excelente química con Sean Connery, quién dicho sea de paso le otorga una seria y elegancia a esta tercera entrega que los fanáticos aplaudieron. Connery aceptaría con la condición que su personaje se alzará como una versión madura de la de Indiana, aunque el guión tendiera a presentarlo como un hombre letrado exigente y obsesivo con su trabajo. Alison Doody es la inteligente, pero obsesiva Dra. Elsa Schneider, siendo el personaje femenino más complejo de las tres primeras entregas. Es madura, muestra tener una inteligencia superior a la normal, lo que la coloca par a par con los Jones. Mucho más talentosa que Karen Allen y Kate Capshaw, que interpretaron a Marion Ravenwood y Willie Scott. El Dr. Marcus Brody y el amigo egipcio de Indiana, Sallah, interpretados por Denholm Elliott y John Rhys-Davies. Ambos sirven de actores bisagra que ayudan con su cuota de humor a canalizar mejor las emociones y la acción del film, lo que refuerza la entretención. Los principales villanos, Walter Donovan y el Coronel Vogel, fueron personificados por Julian Glover y Michael Byrne, respectivamente. Glover como el magnate estadounidense que contrata a Indiana, aunque clandestinamente apoya a los nazis en su búsqueda. Y Byrne, interpreta a un sádico y propotente coronel nazi que muestra una inusual antipatía por los Jones y que se convierte en una de sus peores pesadillas.
En definitiva, un clásico entrañable y notable que cierra con broche de oro la trilogía inicial de Indiana Jones, en donde destaca un ritmo vertiginoso y una enorme variedad de elementos narrativos de acción. Con una banda sonora que es una delicia, una historia interesante y unas grandes actuaciones, la química entre Ford y Connery es impresionante. Sin duda, una de las mejores terceras entregas jamás realizadas. La película de aventuras por excelencia, y que debió haber sido el cierre definitivo de la saga del intrépido arquéologo, que tuvo una tardía e innecesaria secuela.