La cura está en la serie B
por Daniel de PartearroyoEl grueso de la filmografía de Paul W. S. Anderson logra la encomiable labor de mantener el disparate de serie B frente a las tensiones generadas por presupuestos ambiciosos y aspiraciones comerciales prefiguradas. Su compromiso, junto a Milla Jovovich, con la franquicia de adaptaciones de videojuegos 'Resident Evil' es el mejor ejemplo de este espíritu de género sin concesiones racionales, muchas veces confundidas con espejismos de calidad por parte del público. En la primera secuela de la saga ejerció como productor y guionista, dejando la labor de dirección a Alexander Witt, lo que en ningún momento impide que lo que vemos sea una ampliación mucho más loca de los frágiles aciertos de la primera película.
'Resident Evil: Apocalypse' logra ser mejor que su antecesora demostrando mucha menos preocupación por el trasfondo argumental de la estrategia de la malvada corporación Umbrella y más por la limpia diversión de masacrar zombies a balazos. A la lúdica fiesta se unen Sienna Guillory como Jill Valentine y el monstruoso Nemesis, dos incorporaciones de la mitología del juego que potencian todavía más los momentos de goce pulp cuando Jovovich no está ocupada corriendo por la vertical de un rascacielos mientras vacía la munición de sus pistolas.
A favor: Las escenas de acción sin anclaje en las leyes físicas de nuestra realidad, Alice (Jovovich) y Valentine (Guillory) luchando codo con codo.
En contra: No hay ninguna innovación perceptible para el desarrollo de los géneros de zombies, corporaciones malignas o top models con armas de fuego.