Crítica de SensaCine.com para El aprendiz de brujo: El filón de los niños magos

El título remite directamente al fragmento de Fantasía (1940) "El aprendiz de mago", pero en realidad nos encontramos ante una producción de Jerry Bruckheimer para el sello Disney en la que se intenta aplicar la fantasía heredada de la saga de Harry Potter (en imagen real, claro), para seguir explotando un filón que no se sabe bien cómo no se ha agotado ya.

El director encargado de firmar la película, John Turteltaub, autor de disparates como Phenomenon (1996) o Mientras dormías (1995), vuelve a contar con su actor fetiche en la última parte de su carrera tras dirigir los dos episodios de La búsqueda. En esta ocasión, Nicolas Cage se mete en la piel de un mago heredero de la magia de Merlin que tiene que adiestrar a un pequeño niño para que continúe con el saber de su estirpe. El aprendiz de brujo es una película familiar un tanto desfasada (he aquí precisamente su único encanto), con un inesperado espíritu ochentero en el que brilla por encima de todo la interpretación del villano encarnado por Alfred Molina.

A favor: La batalla entre los dos magos.

En contra: Su transmutación en producto teen resulta inofensiva.