La forma en la que Closer da el hilo conductor de la historia es muy curioso, ya que parece que no hay, solo son escenas que si, se conectan con la trama principal pero no hay pinzas que unan las escenas entre si. Que si, es parte del encanto de esta película, pero no se siente que la historia fluya naturalmente. Aunque es justificable gracias al excelente monatje de cada "mini historia", con diálogos poéticos que profundizan más en las emociones de los protagonistas, como la escena del teibol o la del divorcio, todas son poesía en su comostura, es la típica histotria que verías en el teatro, y gracias a las pocas locaciones que se usan en la misma dan ese sentimiento, con eufenismos que hasta son un eje central en la trama y con escenas explicativas que pueden llegar a sentirse largas, para bien y para mal. Aunque pareciera que en la superficialidad el encanto de Closer es no contar nada, y solo ser un melodrama de parejas, la misma poesia en los diálogos se encarga de dar un subtexto muy bien planteado. Como la doble moralidad de los personajes, que pareciera que siempre actuan a ser personas ajenas a ellos, mayormente emplificado en la escena del Teibol donde el personaje de Jane da ese simbolismo con las pelucas y culminando en un fantástico giro de trama con su pasaporte, o bien a la moralidad humana, el hasta que punto esta bien sacrificarse para encontar el verdadero amor, o mi favorita, la masculinidad que los dos personajes principales tienen, teniendo mayor interés en lo que no pueden tener, y glorificandose ellos mismos en si tuvieron seo con x o y, mayormente explicado en la escena del consultorio. Esta película tiene una trama extremadamente simple que en su misma simpleza se puede volver confuza pero con matcies y capas que sumergen al espectador en la trama.