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    Una hija diferente
    Críticas
    0,5
    Pésima
    Una hija diferente

    Rebelión adolesecente en la Casa Blanca

    por Virginia Montes

    El actor Forest Whitaker se lanzó en 1995 a la dirección con Esperando un respiro, una suerte de Mujeres desesperadas en versión negra y mucho más light, ejercicio a la larga de lucimiento de Whitney Houston. Después vino Siempre queda el amor, insufrible comedia/drama romántica con Sandra Bullock y Harry Connick Jr.. Y, finalmente, Una hija diferente, comedia sobre la hija del presidente de Estados Unidos, interpretada por Katie Holmes, quien harta de tanta escolta, solicita llevar una vida más normal, petición que le es concedida asignándole tan solo un joven agente de quien, claro está, se acaba enamorando. ¿Qué más se puede decir de Una hija diferente? No demasiado, salvo que juega con todas las bazas del género para repetir todo lo que ya hemos visto anteriormente y sin gracia alguna. Y que el señor Whitaker, teniendo en cuenta que como actor no le falta nunca el trabajo, mejor estaría dejando la cámara, porque en tres películas –falta por estrenar su cuarta– ha denotado una gran capacidad para ir de poco a la nada más absoluta. Para eso, mejor no dirigir y que siga interpretando, que lo hace francamente mejor.

    A favor: Buf... Katie Holmes, que hace lo que puede en este desaguisado.

    En contra: Que es aburrida, previsible y convencional.

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