"El Maquinista" es un interesante y sorprendente thriller psicológico, dirigido por Brad Anderson, y protagonizada por Christian Bale. Trevor Reznik es un operario de máquinas que sufre un extremo cuadro de insomnio que lo ha llevado, además, a perder peso peligrosamente. Cuando por una distracción produzca un horrible accidente con el brazo de un técnico y no comprenda porque sólo él puede ver al trabajador que lo distrajo, iniciará un paranoico y destructivo viaje a la demencia. El joven director Brad Anderson y el productor Carlos Fernández se reúnen para traer esta asfixiante, paranoica y demente pesadilla psicológica, sobre un hombre normal que vive un verdadero calvario diario debido a un increíble insomnio crónico que no le ha permitido dormir durante un año, haciendo que ello se refleje brutalmente en su salud mental y en su literal apariencia esquelética. Sin embargo, habrá otro elemento que definirá la naturaleza del film y éste será el concepto de conciencia o culpa que nuevamente explora, esta vez desde una perspectiva increíblemente normal y creíble. El rol de la conciencia y el sentimiento de culpa como motores de una espeluznante descomposición física y mental, a partir de la cotidianidad, escalofriante por cierto, de un hombre común y corriente, que parece sólo tener problemas de soledad e insomnio.
No obstante, ese análisis, a todas luces, resulta superficial e incompleto por cuanto el problema no es la soledad ya que Trevor, a pesar de sus pocas relaciones sociales, se las arregla para interactuar con sus compañeros de trabajo, una prostituta a la que visita regularmente, una camarera con la que charla todas sus trasnoches de insomnio, y lo que parece ser un nuevo compañero de trabajo, Iván, con quien comienza a intercambiar algunas pláticas. Como ya señalé, probablemente el mayor mérito del film es proyectar esa descomposición mental y física como un hecho escalofriantemente cotidiano y aceptado por el entorno del propio Trevor. El operario de máquinas es un verdadero cadáver andante y ello parece no provocar mucho impacto en su entorno. Sus compañeros de trabajo se quejan de ser muy huraño y no salir a divertirse con ellos. Su petulante superior en la fábrica no tiene la menor deferencia hacia el, de hecho, lo hostiga constantemente. La prostituta que frecuenta, que se ha convertido en su mayor confidente y amiga, tampoco parece sorprenderle demasiado su estado. Ni aún la camarera que cada noche charla con él el habitual café de las 01:30 de la madrugada.
Sin embargo, el accidente de Miller provocado por Trevor comenzará a minar cada vez más no sólo la percepción de Trevor de la realidad, sino el alicaído concepto que los demás tienen de él, comenzando por sus compañeros de trabajo y sus superiores, más aún cuando Trevor esté apunto de sufrir un accidente similar y crea irremediablemente que hay una conspiración para volverlo loco, quitarle su trabajo y terminar de aislarlo. Experimentará una paranoia tal que sospechará de todos, de sus compañeros de trabajo, del accidentado Miller, de su amiga camarera María, e incluso de Stevie, la persona en la que él mismo ha dicho que confía más. El director agarra al espectador desprevenido desde el comienzo y, en la práctica, no le dará respiro en una narración que aunque pausada, te mantiene pendiente para discriminar lo real de lo irreal, lo lógico de lo ilógico y lo sensato de lo demencial. En cierta medida, el ritmo alertagado del film permite al espectador empatizar y palpar más el calvario que este vive, además de demostrar la habilidad de desarrollar el concepto de intriga, develando claves que hacen que el espectador amplíe sus posibilidades de análisis, y haciéndolo entonces participe, desde cierta perspectiva, de la pesadilla de Trevor.
Las actuaciones son brillantes, sobre todo la de Christian Bale que es descomunal, de las mejores de su carrera, demostrando en esta cinta ser un actor de método. No solo sometió su físico al extremo al bajar su masa y peso corporal llegando a perder casi 30 kilos, sino que logra decididamente meterse bajo la piel de Trevor Reznik y mostrar una descomposición mental que realmente conmueve y aterroriza. Este papel podrá no ser premiado, pero jamás podrá olvidarse. El reparto lo completan Jennifer Jason Leigh quién encarna a Stevie, la prostituta que termina enamorándose de Trevor y que se convierte en su única confidente. Aita Sánchez-Gijón interpreta a Marie, la camarera que se siente atraída por Trevor y con que tiene extrañas pláticas en la madrugada. John Sharian interpreta a Iván, el extraño nuevo compañero de Trevor. Y el experimentado actor canadiense Michael Ironside quién personifica a Miller que pierde su brazo en la fresadora por un descuido de Trevor.
En definitiva, una sorprendente e hipnótica propuesta independiente, que funciona con total eficacia a la hora de construir un ambiente de confusión, irrealidad, paranoia y pérdida de la identidad, con un Christian Bale extremando sus métodos de actuación a niveles realmente impresionante. Es probable que en el fondo, a lo único que sigamos teniendo miedo es a descubrirnos a nosotros mismos. A darse cuenta de que habita un extraño en nosotros, que nos aconseja en nuestros momentos más oscuros, nos sonríe en una mueca escalofriante y se encarga de que, sobre todo, no nos pase nada. "Porque sería peligroso, certificarse cuerdo en esta sociedad de locos."