"Regreso al futuro II" es una sólida y magnífica secuela de la exitosa “Regreso al Futuro”, que por momentos logra ser más entretenida y madura que su predecesora, a pesar de tener que luchar con el estigma de ser secuela y el concepto de frescura, siempre a cargo de Robert Zemeckis. El director ha señalado en varias entrevistas que, según él, nunca concibió una segunda parte, que de hecho, el gag del DeLorean volando al final del primer film sólo lo había pensado como broche de oro para un film que se convirtió rápidamente en un éxito comercial. Zemeckis y Gale nuevamente trabajan juntos, tratando de lograr un guión que intente minimizar lo menos posible la pérdida de frescura que evidentemente tendría una segunda parte, esta vez apelando a la obviedad de volcar la historia hacia el futuro como tal, en la que Marty McFly viaja ahora para tratar de ayudar a su hijo. Tal obviedad ganó puntos a favor y en contra, siéndole, más favorable, principalmente en el tercer segmento de la cinta, en la que la habilidad del director de narrar y montar la triple paradoja temporal y espacial posible, en la que Marty debe tratar de no interferir más de la cuenta con su otro yo del futuro interviniendo también en los 50s, y el yo presente.
El primer tercio del film se centra en que Marty cree que aparentemente todo se arregló, pero Doc le informa que deben ir al futuro porque su hijo está a punto de meter la pata con un asunto que lo meterá en la cárcel. Los mejores momentos del film son el enfrentamiento de Marty con los pandilleros que querían involucrar a su hijo en un atraco, con esas emblemáticas zapatillas Nike y el skate volador. El segundo segmento acusa un descenso casi brusco de la acción para pasar a explicar el origen del nuevo conflicto temporal, en el que además, nos presentan una hipotética paradoja en la que la madre de Marty es amante de Tannen, alcohólica y dependiente del matón que es millonario, porque en algún momento el Tannen viejo logra viajar a los 50s y entregar un almanaque de resultados deportivos del futuro, que Tannen usa para ganar pronósticos deportivos y hacerse rico. En el tercer segmento, se nota que Zemeckis retoma el ritmo y logra proporcionar los mejores momentos de la película, expone todas las paradojas temporales posibles que involucran a Marty, su madre y el matón de Tannen. El director logra remachar la cinta de una forma correcta.
Los aspectos técnicos resaltan en comparación con su precuela, siendo lo más destacable, como ya mencioné, la escena en que Marty se pone sus extrovertidas zapatillas Nike y escapa sobre un skate volador y los momentos en que el DeLorean dobla sus neumáticos para elevarse y poder volar, desplazándose así de forma más rápida y no teniendo que depender de una pista despejada para viajar el futuro y al pasado. Alan Silvestri nuevamente se hace cargo de la partitura de la banda sonora. Toda una delicia. "El film esperaba más del progreso tecnológico de la humanidad", pero bueno, solo démosle más tiempo a los científicos. Y es que elementos como este, o simples palabras como Delorean o Condensador de Fluzo, hoy día se han convertido en símbolos, en emblemas del cariño que el público y la crítica le tienen a este gran clásico del cine fantástico.
Las actuaciones son impecables, en líneas generales, el reparto se mantiene, con un Michael J. Fox más sólido en comparación con la precuela, con una actuación notable, siempre en una muy buena química con Christopher Lloyd, que en esta segunda entrega tiene menos protagonismo. De cualquier forma, lo de Lloyd es la consolidación de un personaje emblemático en su carrera y la historia del cine de ciencia ficción. La dupla Lea Thompson-Crispin Glover no pudo repetir, porque Glover no aceptó las condiciones económicas de su contrato, teniendo que ser reemplazado por Jeffrey Weissmann, que acompañó a Thompson que sí repite. Claudia Wells, Jennifer, la novia de Marty, tampoco estuvo presente, debido a la enfermedad de su madre y fue reemplazada por Elizabeth Shue, quién en honor a la verdad, la supera en actuación. El resto del reparto están bastante correctos.
En definitiva, excelente secuela que se enlaza como un guante con la original, con un guión muy bien estructurado y con mucho ritmo, los personajes siguen dando mucho de sí, todo el reparto en general está a muy buen nivel, fantástica dirección, muy buenos efectos especiales, mejorados con respecto a su predecesora. Al igual que anoté en aquella, es importante tener en cuenta su año de lanzamiento antes de criticar las cosas. Ver este ámbito después de tantos años se puede tornar un poco anticuado, por decirlo de alguna manera, pero para ser del 89 son un lujo. Bajo mi punto de vista creo que se adelantaron a su tiempo y lograron sorprender, cosa que a día de hoy ya no consigue hacer casi nadie. Una película, que supo muy bien sortear el desafío de ser una secuela, teniendo hasta cierto punto personalidad propia. En mi opinión, hubiese sido el mejor cierre para la saga, ya que en la tercera y última entrega, se vería un desgaste más que evidente.