No te fíes del reparto
por Covadonga G. LaheraMarc Forster, que adquirió cierta repercusión en 2001 con Monster's Ball y la concesión del Oscar a su actriz, Halle Berry, dirigió cuatro años después Tránsito (Stay), un fiasco en toda regla, un globo de un color atrayente que arranca muy hinchado, pero que pronto empieza a desinflarse progresivamente y sin remedio al cuarto de hora de película. Ocurre cuando varios tics visuales empiezan a hacernos sospechar que aquí no hay trigo limpio, sino un montón de saltos de eje y ángulos atípicos que pretenden generar una extrañeza vacua.
Forster juega descaradamente a ser David Lynch, pero le sale mal su tentativa de thriller psicológico. De modo farragoso quiere liar la madeja confundiendo identidades y tiempos, propiciando saltos espaciales curiosamente activados en posproducción, incluyendo sesudos diálogos que pretenden desconcertar al espectador combinando elementos reales, psicológicos, oníricos y artísticos. Los intérpretes (Ewan McGregor, Naomi Watts, Ryan Gosling) hacen lo que pueden para hacer creíble una trama insostenible que deja un insatisfactorio regusto final.
A favor: Un inicio prometedor y alguna reflexión a partir de, por otro lado, reiterativas y elevadas citas atribuidas a un inventado Tristan Revêur.
En contra: Sus repetidos tics visuales y el enrevesamiento superfluo de la trama.