"Cementerio Viviente" es una correcta adaptación de la obra homónima de Stephen King, dirigída por Mary Lambert. Louis y Rachel Creed son un joven matrimonio que se muda con sus pequeños hijos desde la ciudad a un pueblo rural. La muerte accidental del gato de la familia, Church, llevará a Louis a experimentar con fuerzas sobrenaturales con las que no está preparado enfrentarse, poniendo en peligro a toda su familia. Comenzando por un pueblo rural remoto, la ominipresencia de un mal intangible que sacude los cimientos de ese pueblo, un pasado oscuro y obsceno que atormenta a los protagonistas adultos, y el protagonismo de personajes infantiles en una tragedia familiar. De esta forma, tenemos a una joven familia de cuatro integrantes, Louis y Rachel y los pequeños Ellie y Gage, que cambian la ciudad por la apacible y tranquila vida rural. El espectador lo sabrá más adelante, pero la familia busca una paz que parece serles esquiva, sobre todo si ello se debe a las constantes disputas de los padres de Rachel con Louis y en concreto la traumática experiencia de Rachel en su adolescencia con su hermana Zelda, aquejada de meningitis espinal.
Precisamente, este personaje y el de Víctor Pascow servirán de recordatorio de la fragilidad de la vida y de forma ambigua harán visibles en Rachel y Louis formas muy distintas de ver la muerte. En el caso de Rachel, el deseo de la pronta muerte de su hermana, a quienes sus padres la obligaban a cuidar y que ésta rechazaba por su repugnante aspecto. Y en el caso de Louis una traumática experiencia cuando ingresa con el cerebro expuesto después de un accidente, que tendrá un rol bastante ambiguo al aparecer en sueños a Louis sobre lo imprudente que sería sepultar cadáveres en lugares en donde no se debería hacerlo. Escenas que Lambert trabaja de forma eficiente con los encargados de maquillaje, para el horrible aspecto de Pascow con el cerebro expuesto llegando al hospital de la universidad prácticamente muerto y la repugnante apariencia de Zelda, en un estado esquelético. Sin embargo, el momento cúlmine será el demencial y aberrante beso de Louis y su esposa Rachel ya resucitada, que simboliza, por un lado, la degeneración y, por otro, la fuerza del amor. Otra cuestión narrativa muy importante que la cinta aborda es la comprensión de la muerte en la infancia y en la adultez a partir de la pérdida de un hijo, y la desafiante no aceptación de la muerte.
El primer punto se refiere principalmente a la obvia incomprensión y asimilación de los niños sobre la muerte, en especial cuando se les mantiene alejados de cualquier referencia a ella, a través de la sobreprotección que como padres tendemos a ejercer. Como adultos, queremos evitarles el dolor de la pérdida de un ser amado, que en este caso se trata de una mascota, el gato Church, y vemos que tanto el anciano vecino Jud como el propio Louis se sienten impotentes de evitar ese dolor. El segundo punto se relaciona con la muerte de un hijo, que debe ser uno de los dolores más grandes que un ser humano puede enfrentar. El director introduce una escena premonitoria a inicios del film cuando el pequeño Gage casi es impactado por un furioso camión en la carretera, siendo salvado apenas por Jud, el simpático y viejo nuevo vecino de los Creed, que sirve para introducir además al secundario. No obstante, en un claro guiño al destino, nuevamente el pequeño Gage quedará expuesto a la peligrosa carretera cuando en un nuevo descuido de sus padres, se acerque demasiado a la carretera y sea arrollado por un gigantesco camión. Utilizando el zapato ensangrentado del pequeño Gage rodando por la carretera como metáfora de su horrible muerte, una escena verdaderamente impactante. En tercer lugar, nos encontramos con la no aceptación a la muerte, de parte de Louis. Traumado por no haber podido salvar a Pascow, Louis surge como el principal responsable del descuido en la muerte de Gage y la aparición del antiguo cementerio indio micmac en donde ya enterró a Church con resultados espantosos, se alzará como la llave para desafiar a la muerte.
Las actuaciones son notables, cuenta con un eficiente reparto, comenzando con los protagónicos Dale Midkiff, quien encarna a Louis Creed, padre de familia, médico de profesión con paradójicos sentimientos hacia la muerte. Fred Gwynne interpreta al viejo vecino Jud, que introduce a Louis en el maldito secreto del cementerio indio. Y Denise Crosby personifica a Rachel Creed, la esposa de Louis, que sin embargo tiene un traumático episodio familiar en la infancia que la sigue atormentado. Uno de los grandes descubrimientos fue la performance del pequeño Miko Hughes, que en ese momento tenía sólo tres años, pero captaría la atención de Lambert para encarnar a Gage. La directora presionaría para incluir al pequeño actor, que se muestra tan adorable como siniestro en su versión “resucitada”, en especial con su traje fúnebre y sombrero de copa, conmoviendo y aterrando al mismo tiempo. Completan el reparto Brad Greenquist como Victor Pascow, el estudiante atropellado que regresa a advertir a Louis de las implicancias negativas de experimentar con el cementerio indio. Blaze Berdahl como Ellie, hija mayor de los Creed. Susan Blommaert como Missy Dandridge, la enferma ama de llave de los Creed. Andrew Hubatsek como la esquelética Zelda.
En definitiva, a pesar de algunos errores de continuidad, estamos ante un buen y eficiente film que tiene un mal rollo evidentemente, más allá de la parafernalia de muertos que resucitan. En ese sentido, deambula por los sentimientos de quienes ven como sus seres queridos parten, el anhelo de volver a tenerlos y la osadía de desafiar a la vida o a la muerte por lo que tiene el mérito también de no caricaturizar a los muertos que regresan de la muerte. Su excelente música, dota a cada escena de una atmósfera ideal. La labor de la directora fue acertada, supo sacar lo mejor de cada actor y supo expresar de manera correcta lo que transmite el libro.