"Espartaco" es una legendaria superproducción dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas. Espartaco (113-71 A.C) fue un esclavo tracio, nacido en el actual territorio de Bulgaria, en ese entonces provincia romana, que encabezó una destacable rebelión, conocida como “Tercera Guerra Servil” o “Guerra de los Esclavos” (73-71 A.C.) y que los mismos historiadores romanos catalogaron como la más compleja en territorio itálico. Espartaco había sido enrolado en las tropas auxiliares de Roma, pero al desertar fue convertido en esclavo y enviado a realizar trabajos forzados en una cantera de yeso, en Libia, donde destacaría por su fuerza física. Cualidad que le permitiría ser comprado por un mercader, Léntulo Batiato, para su escuela de gladiadores, de donde terminaría por escapar junto a un grupo de fieles seguidores. Conforme recorrían la zona, lograron hacerse con un convoy de armas de gladiadores que saquearon y vencer a una pequeña brigada de romanos, lo que junto a la gran victoria que obtendría ante el arrogante Cayo Claudio Glabro en la Batalla de Vesubio (73 A.C.), consolidarían el poder de la rebelión de Espartaco. Después de ello, Espartaco avanzaría hacia el norte de Italia con el firme propósito de enfrentar rápidamente a los romanos, derrotarlos y poder salir de la península itálica, ya que estaba consciente de que no tendría éxito desarrollando una guerra con la rica y poderosa Roma.
En tanto, en Roma eran conscientes que, si no podían derrotar esta rebelión, probablemente el resto de las regiones sometidas podrían eventualmente también rebelarse. Finalmente, Espartaco, debió someterse a la decisión de quedarse en la península y la separación de sus fuerzas, siendo derrotado en la Batalla del Río Silario (71 A.C.) tras la traición de los piratas de Cilicia, con quiénes había pactado la utilización de su flota para escapar por el mar Adriático. Tras su triunfo, los romanos decidieron darles una cruel y contundente lección a los esclavos supervivientes del ejército de Espartaco, cuyo cuerpo nunca fue encontrado: crucificaron a los más de 6 mil prisioneros a lo largo de la Vía Apia, entre Capua y Roma. Así culminaría la rebelión, pero se iniciaba la leyenda de Espartaco. En gran medida, el guión es un canto a la libertad y a la rebeldía de los oprimidos, el derecho a ser libre y decidir su propio futuro, en donde un hombre se ve obligado a combatir para ganarse la dignidad de optar a su libertad. Se trata de una época en donde la esclavitud es parte consolidada y natural de la forma en que el imperio sustenta su estabilidad y poderío, en especial en las provincias conquistadas y en donde la esclavitud deja caer su cruel y despiadada herencia en familias completas, a través de generaciones. No es de extrañar que muchos prefieran la muerte que la sumisión o la eterna condición esclavista.
La lucha de Espartaco, entonces, además de ser fuertemente idealista, no podrá escapar de la tragedia. Obligado a enfrentarse al ejército más disciplinado y poderoso de su tiempo, Espartaco comprenderá que es la lucha misma la que lo hace un hombre libre pero que esa libertad tendrá un alto precio, su vida. Nuestro héroe se convertirá en un líder innato y admirado, por el cual sus hombres estarán dispuestos a dar su vida, porque éste asumirá el liderazgo a partir del respeto por la dignidad de los suyos. No es de extrañar que, a la hora de la derrota, todos estén dispuestos a aceptar la condena compartida. Ahora bien, como toda película épica, debe sortear una serie de elementos cinematográficos complejos y lo hace de la mejor forma para convertirse en un clásico, comenzando con su extenso metraje, pasando por la habilidad del director para controlar los tiempos narrativos y una ostentosa y correcta concreción técnica, hasta el desarrollo de actuaciones sólidas y emblemáticas. Respecto a la extensión del film, hay que señalar que no es más larga que muchas de las grandes películas épicas de su época y que en gran medida el éxito de su filmación se basará en la habilidad de Trumbo de adaptar la novela de Fast, para construir una historia dinámica, concisa e inspiradora.
Las actuaciones son impecables, Kirk Douglas interpreta a Espartaco de forma sólida e icónica, el guión presenta personajes estructural e interesantemente vinculados con el protagonista. Comenzando por el legendario Laurence Olivier quién encarna al cruel, ambicioso e inescrupuloso, Marco Licinio Craso, general romano que busca destruir a Espartaco en todos los frentes. Otro personaje interesante sería Batiato, interpretado por Peter Ustinov quién se quedó con la estatuilla al Mejor Actor de Reparto. El senador Graco, es interpretado por otra leyenda del cine, Charles Laughton. Personificando a un personaje soberbio y digno como pocos. Marcelo, como el instructor de gladiadores y ex esclavo, encarnado por Charles McGraw. Draba, interpretado por Woody Strode, que muestra tener una mejor asimilación de su presente como gladiador. Tony Curtis como Antonino, una de las manos derechas de Espartaco. John Gavin encarnó a un poco influyente Julio César. John Dall como Glabro, comandante del ejército y lamebotas de Craso. John Ireland encarnó a Crixo, uno de los más fieles generales de Espartaco. Y Herbert Lom como Tigrano, el representante de los piratas de Cilicia. Varinia sería el único personaje femenino de peso, la esclava que enloquece a Craso y enamora a Espartaco, interpretada por Jean Simmons.
En definitiva, uno de los grandes clásicos épicos del cine mundial, que tiene todos los aciertos elementales para ser considerada una película de culto, una historia interesante y magistralmente narrada por Kubrick, una factura técnica de proporciones legendarias y un reparto memorable uniendo a cuatro de las grandes leyendas de Hollywood, Kirk Douglas, Laurence Olivier, Charles Laughton y Peter Ustinov. Una cinta absolutamente imprescindible para cualquier cinéfilo, una de las obras cumbres en la historia del séptimo arte.