Un grandioso espectáculo visual dispuesto a sacarnos las emociones. Donde hay más envoltorio que contenido. Un envoltorio bello e impactante, todo lleno de espectaculares imágenes, con mucho colorido. Pero si quitásemos todo ese recubrimiento, no veríamos nada, una simple historia donde un niño convive con un tigre en un bote en medio del océano, ambos son rivales pero se necesitan el uno al otro para sobrevivir. Pero como nos plantea el protagonista de adulto, ¿qué queréis que os cuente una fantasía donde hasta las tormentas son un acto maravilloso o una historia realista y cruel? pues mire señor Lee, ya que he venido al cine, he pagado la entrada y es domingo, cuénteme algo que me haga soñar que para penas ya tengo las mías, adórnemelo con imágenes de postal, póngame una música que me emocione y me ponga los pelos de punta, y me creeré lo que me cuente. La primera mitad tiene su gracia, el tío de patas cortas y grandes pectorales, la explicación de por qué se llama Pi, el acercamiento a la vida espiritual. La segunda parte, a partir de la escena del naufragio es donde empieza el maravilloso espectáculo, donde empieza la magia y la fantasía.