Más moderna pero menos mordiente
por Virginia MontesMel Brooks dirigió en 1968 Los productores, una comedia que ha ganado con el paso de los años y que su éxito llevó a que se convirtiera en musical en Broadway, siendo el más premiado de la historia. Una nueva película era de esperar tras el éxito en los escenarios y así, Susan Stroman, en la que es hasta le fecha su única película, dirigió Los productores. La nueva versión no supera en ningún momento la propuesta de Brooks, quizá porque la sensación desde el comienzo es que estamos ante una producción calculada y que obedece pura y simplemente al deseo de explotar un éxito en los teatros en la pantalla. Por eso todo resulta algo mecánico. Los números musicales son entretenidos y la dirección artística espectacular. Los actores, estupendos. Pero en conjunto todo es aburrido y constreñido en una producción tan desbordante como calculada en cuanto al producto que quiere vender. Y para ello, se alejan por completo de lo malsano y perverso que anidaba en la película de Brooks, optando por una comedia mucho más blanca y limpia, sin dobleces. No hay esa suciedad visual y humana que Brooks aportaba a su película, sino una limpieza tan extrema que casi irrita. En resumen, se opta por una comicidad sencilla y directa. Y lo consigue, pero no aporta nada y su existencia acaba convirtiéndose, como decíamos, en un simple reclamo comercial.
A favor: Nathan Lane y Will Ferrell.
En contra: Que el recuerdo de la película de Brooks pesa demasiado.