Entre el buen y el mal olor
por Virginia MontesLa novela de Patrick Süskind se convirtió desde su publicación en un enorme éxito editorial, hasta el punto de convertirse prácticamente en un clásico instantáneo. Su adaptación cinematográfica era cuestión de tiempo pero, a pesar de las ventajas que ofrecía el texto de partida, también resultaba bastante difícil intentar trasladar a la pantalla todo ese universo olfativo lleno de sensaciones que tan bien sabía explotar la novela.
Finalmente se encargó de dirigir la película el alemán Tom Tykwer, en una producción internacional (con dinero español incluido) muy costosa que pretendía detallar con toda untuosidad el universo en el que se movía ese carismático personaje que era Jean-Baptiste Grenouille (interpretado por el joven Ben Whishaw), cuya moral solo se regía por el olfato, y que terminaba convirtiéndose en un asesino de mujeres que intentaba captar su esencia antes de morir. A pesar de las dificultades de la producción, el director sabe cómo capturar ese universo sensorial de la novela, configurando además imágenes de gran potencia expresiva.
A favor: La fuerza de Tykwer en la dirección.
En contra: La muerte de la masa enloquecida con el perfume al final de la película. Es de vergüenza ajena.