"Infiltrados" es un notable film policíaco con cierto aire a “clásico moderno”, dirigido por el legendario Martín Scorsese, que reúne un elenco brillante, Jack Nicholson, Leonardo DiCaprio, Matt Damon, Mark Wahlberg, Martin Sheen y Alec Baldwin. La cinta fue ganadora del Oscar a la Mejor Película y Mejor Director. Con guión adaptado de William Monahan, merecedor al Oscar al Mejor Guión Adaptado. Scorsese demuestra una vez más ser un gran conocedor a la hora de presentar historias truculentas y violentas, con atmósferas turbias, en las que la ambigüedad, la lealtad y la hipocresía entran en un juego mortal para sus protagonistas, para el deleite del espectador que sigue, con atención y cierta simpatía por el bando de “los malos”, la acción. Principalmente a través del trabajo de Thelma Schoonmaker, premiada con el Oscar al Mejor Montaje por este film. Scorsese proporciona un relato de evidente dinámica narrativa, siempre in crescendo en cuanto a tensión y acción lo que le confiere un carácter de entretención que es reflejo de la habilidad del director para mezclar diferentes géneros como el drama, el suspenso, la intriga, el humor negro, entre otros. Hay que reconocer que para un film de estas aspiraciones y dimensiones, se necesita de un experto para la dosificación exacta de acción y adrenalina, que es lo que, a la postre, mantiene al espectador pegado en su asiento.
Scorsese se adentra una vez más en el mundo de los gangsters, y como siempre lo hace por la puerta grande, con una película soberbia que, aunque no esté al nivel de sus clásicas obras maestras, desprende un olor que se acerca mucho a la perfección cinematográfica. Si comenzamos hablando del guión, hay que decir que es sencillamente genial, con una trama compleja y confusa que te mantiene en vilo durante toda la cinta. Además posee muy buenos dialogos y varios giros finales que dejan sin aliento. En cuanto a la dirección hay poco que decir: Scorsese en estado puro. Imagenes impactantes, violencia expresiva y emocionante, buenísimos planos, interpretaciones exprimidas al máximo... Es un director que tiene el mérito de tener siempre presente lo que ha hecho en el pasado y reciclar ideas, con lo que va incorporando elementos que ya hemos visto en otros de sus films anteriores. Como sea, a medida que avanza la trama, el espectador se mantendrá interesado por el vaivén que se produce entre los dos agentes policiales infiltrados, Sullivan por parte de Costello y Billy Costigan por el lado de la policía. En ese ir y venir, muchos le critican la manía de incluir diálogos llenos de groserías, yo personalmente tengo que defenderlo porque no hace otra cosa más que responder al habla real de los grupos sociales. No me imagino la escena entre dos mafiosos, hablando de teatro y danza clásica, cuando saben que su vida está constantemente en peligro.
Son pocas las ocasiones en las que el remake supera a la original, pues estamos ante una de ellas. Esta es una muestra más que evidente, de que Scorsese es uno de los mejores directores de la historia. Aquí nos regala una trepidante y fascinante película que resalta el dramatismo oculto de la original, con una historia de amor e infidelidad entre la psiquiatra y los infiltrados. Además, el maestro le aporta la suficiente acción, violencia y dinamismo como para mantener en tensión al espectador las casi dos horas y media de metraje. Con una poderosa narración, brillante guión con un humor hilarante, enérgico montaje y magistral dirección que recibieron su correspondiente Oscar. En mi opinión, lo que distingue una obra maestra de cualquier otra es, la sensación que tienes cuando acaba, crees que has visto algo mas allá de una película, piensas que has vivido una historia, que la has sentido, y en el caso de esta cinta esa sensación es genial, más allá de que sea un remake, que lo es. Aquí no se está valorando la originalidad, ya que no es ni el primer remake ni el último que se hará, se valora que es un filme diferente, con un guión espectacular, no hay más que ver la conversación de Di Caprio y Nicholson en el bar... Genera una tensión que no baja ni un ápice en ningún momento. Cuando Nicholson aparece en pantalla, es imposible apartar la mirada.
Las actuaciones son inmejorables, Jack Nicholson personificó a Frank Costello de una forma impecable, está simplemente en su salsa, como pez en el agua, inteligente, manipulador, maquiavélico, demostrando porque es uno de los mejores actores de la historia cinematográfica. Matt Damon y Leonardo DiCaprio están correctos, si bien prácticamente al final es cuando se les ve frente a frente, y no es que uno esperara un duelo interpretativo entre ellos, pero es evidente que Scorsese apuesta más por DiCaprio, a quien ha dirigido más veces, y el cual no me parece especialmente notable, por lo que me inclino por Damon, aunque le faltó un poco más de maquiavelismo a su personaje. No obstante, en líneas generales, ambos actores cumplen y dan frescura a la cinta. Martin Sheen encarna al Capitán Queenan, la mente detrás de la filtración de Costigan. Mark Wahlberg como el insoportable y buscapleitos policía Dignam, que le valió la nominación al Oscar al Mejor Actor de Reparto. Y Alec Baldwin encarnó al Sargento Ellerby. Lamentablemente, como es una tónica ya en este tipo de cine, los personajes femeninos brillan por su ausencia, Vera Farmiga cumple esta función, como la psiquiatra Madolyn Madden que será el interés romántico de ambos agentes.
En definitiva, una película de tensión y sensaciones, que Scorsese dirige como nadie, magnífica en todos los aspectos. Es sólida, entretenida y vertiginosa, refleja el espíritu de un realizador que tiene la cosas bien claras a la hora de llevar al espectador a ambientes truculentos y delictuales y la vorágine de emociones de “buenos" y "malos”. Un relato intrigante y apasionante sobre la lealtad, la corrupción, la familia, ambientada en la guerra que libra la policía de Boston contra la mafia irlandesa.