Mikhail Baryshnikov odió tanto esta película que rechazó hacer la más mínima publicidad de ella.
Durante la pos-producción, la Unión Soviética dejó de existir.
En su autobiografía, el director Nicholas Meyer describió el rodaje de este filme como una catástrofe, mencionando un guión sin acabar y unos enfrentamientos constantes con Gene Hackman.