El ocaso de un superhéroe
por Virginia MontesDespués de realizar la que para algunos sigue siendo la mejor película de superhéroes de la historia, 'Spider-Man 2', el director Sam Raimi volvía a hacerse cargo del personaje de Marvel que lo había catapultado al éxito de taquilla en esta tercera entrega de las aventuras del hombre araña protagonizado por Tobey Maguire. Sin embargo, el resultado, después del esplendor narrativo de la anterior entrega (recordemos que en el guion incluso llegó a participar el escritor Michael Chabon), no pudo ser más decepcionante. Toda la ligereza y sabia combinación entre espectáculo y configuración de personajes así como inteligente estructuración narrativa que tenían sus predecesoras, se convertía en una maraña ininteligiblemente espesa en la que cada nuevo elemento parecía desentonar de una manera casi molesta: el malo de la función no resultaba lo suficientemente carismático, el conflicto moral interno entre las dos caras de Spider-Man no llegaba tener gancho ni parecía estar lo suficientemente bien desarrollado, la química entre los personajes protagonistas parecía diluirse, y la inserción de un tercer vértice en la relación amorosa tampoco llegaba a aportar nada.
Sam Raimi ofreció en 'Spider-Man 3' un espectáculo visualmente intachable, pero en el que se evidenciaban síntomas de cansancio y agotamiento, lo que terminaba provocando que al espectador no le impactara ni le interesara realmente lo que ocurría en la pantalla. Sin duda, una pena que una de las sagas que más han hecho por el cine de superhéroes contemporáneo, terminara de una manera tan penosa, sobre todo, cuando ya había alcanzado la gloria.
A favor: La precisión tras la cámara de Raimi, ante todo, un buen director.
En contra: La sensación de cansancio y agotamiento que desprende.