Cuento de hadas con pistolas
por Nestor HidalgoDespués de un debut brillante y maduro como 'The Cooler' (2003), el cineasta Wayne Kramer aumentó las revoluciones visuales de su estilo en un thriller urbano frenético y manierista en el que la cámara no para de recorrer todo el espacio dramático mediante movimientos imposibles. La acción se comprime en una sola noche, el plazo que el gángster de medio pelo Joey Gazelle (Paul Walker) tiene para encontrar y recuperar el paradero de una pistola que fue utilizada para matar a un policía y después ha caído en las manos del hijo de 10 años de su vecino, a la fuga después de haber disparado contra su padre.
Como se encarga de subrayar la primorosa secuencia de créditos final, la epopeya criminal queda relegada a un segundo plano por el cuento de hadas de naturaleza perversa y peligrosa que vive el niño Oleg tras huir con el arma y adentrarse en los rincones más oscuros de la ciudad. La paleta de colores lavados de la fotografía de Jim Whitaker acerca la sucesión de imágenes al aspecto de una larga tira de viñetas de cómic, mientras que el impulso narrativo de Karmer se contagia de las cabriolas realizadas por la cámara, creando una perfecta fusión entre forma y fondo; la narración y el modo de narrar. Al final, por encima de sus referentes más obvios (Scorsese, Tarantino, incluso la 'PTU' de Johnnie To en la que también se busca una pistola problemática durante toda la noche), 'La prueba del crimen' permanece como uno de los mejores y más sustanciosos thrillers de su década.
A favor: Nunca mejor dicho, la historia se desarrolla como un tiro.
En contra: Su constante artificio visual puede dejar en segundo plano la conexión emocional con los personajes.