La culpa es de las farmacéuticas
por Eulàlia IglesiasA la manera de algunos libros de Graham Greene, esta adaptación de la novela homónima de John Le Carré despliega una intriga internacional a partir del factor humano que implica a los protagonistas. El diplomático que interpreta Ralph Fiennes, uno de esos hombres que jamás levanta la voz, decide investigar hasta el fondo los turbios intereses que mueven a algunas farmacéuticas en África después de que la mujer a la que amaba (espléndida Rachel Weisz), una incansable militante a favor de los derechos humanos, sea asesinada en circunstancias poco claras.
Fernando Meirelles, codirector de 'Ciudad de Dios', intenta integrar drama íntimo y cine de denuncia en este retrato de las miserias occidentales en la África postcolonial rodado con vocación contemporánea: la cámara en continuo movimiento, la historia entrecortada por los continuos flahsbacks y esa engorrosa fotografía de colores forzados pretenden otorgarle un (falso) estilo actualizado al thriller de denuncia de toda la vida.
A favor: Ralph Fiennes clava el registro del personaje, discreto pero constante.
En contra: Esas secuencias de anuncio de ONG con niños mirando a cámara.