No sin mi hija a 37.000 metros de altura
por Paula Arantzazu RuizA raíz del éxito de ‘La habitación del pánico' (Steven Soderbergh, 2002), Jodie Foster interpretó el mismo papel de madre sufridora en esta película de inverosímil premisa y más inverosímil desenlace. Foster se mete en la piel de Kyle, una madre viuda a la que echarse una inocente cabezadita en un avión le cuesta perder a su hija Julia, de seis años. Pronto se descubrirá que su hija no aparece en la lista de pasajeros y, a partir de entonces, la pregunta de si está loca o se lo hace no sólo golpeará las cabezas de sus compañeros de viaje, sino también la de los propios espectadores. En fin, una trama disparatada e inconsistente sobre la paranoia que queda compensada con la potente y claustrofóbica atmósfera que consigue Robert Schwentke, el director de este largometraje que flaco favor hace a la carrera de Foster.
A favor: La atmósfera de paranoia que domina el trabajo.
En contra: Que apenas esconde su voluntad de copia de ‘La habitación del pánico'.