Kremer es un sacerdote teólogo que ha sido encerrado en un campo de concentración por mostrarse contrario a la ideología nazi. Las condiciones del 'pabellón de los sacerdotes' son extremadamente duras y él mismo se sorprende de lo que puede llegar a hacer el ser humano para poder sobrevivir.
Los altos cargos alemanes quieren conseguir que el Papa Pío XII colabore con Hitler y lo haga público, pero el Vaticano no se manifiesta ni a favor ni en contra. Por este motivo, las autoridades alemanas deciden que el influyente Obispo de Luxemburgo es quien debe firmar un comunicado de colaboración con el Régimen. Pero esto no va a ser fácil, este se niega a recibir a los miembros de las SS alemanas e, incluso, hace repicar las campanas todos los días en señal de duelo por la invasión alemana.
Al padre Kremer le conceden nueve días para que pueda ir al cementerio y despedirse de su madre, pero lo que parece un acto de caridad hacia él es una estrategia para que él interceda entre los cargos alemanes y el Obispo de Luxemburgo y consiga convencerle para firmar el comunicado. Si no consigue que el Obispo acepte, su familia y sus compañeros del pabellón serán eliminados, pero si el obispo accede, Kremer no tendrá que regresar al campo de concentración, su familia podrá abandonar el país y sus compañeros vivirán en mejores condiciones.
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