Según el director, en la película, la muerte es una realidad definitva. No quiso dejar ninguna duda sobre la posibilidad de supervivencia del protagonista, por eso eligió un cáncer terminal. Además el hecho de que el personaje sea un hombre joven hace que todavía parezca más cruel.
Según François Ozon su idea era hacer una trilogía sobre el luto. En el Tiempo que queda se hace alusión a manejarse con la propia muerte.
El tiempo que queda estuvo en la sección oficial del Festival de Cannes.