Al comienzo de la película, una pelota de tenis pasa de un lado de la red al otro, mientras una suave voz en "off" filosofea sobre la suerte, el destino. En algún momento la pelota se decantará por uno de los lados.
En eso consiste "Match Point", consiste en observar en qué lado caerá la pelota en la vida de Chris Wilton, ese ambicioso profesor de tenis de cuestionable moralidad.
Consigue acercarse a Tom Hewett, el rico heredero interpretado por Matthew Goode. Éste le presenta la selecta sociedad británica, le lleva a fiestas, a la ópera... Además, le presenta a su familia y, entre ellos, a su hermana Chloe, la cual se enamora perdidamente de él. En busca de fortuna y escalar socialmente, Chris se promete y se casa con Chloe. Su suegro (un Brian Cox antes de "Succession") le ofrece el trabajo perfecto, se mudan a un loft con vistas al Támesis y parece que la pelota ha caído en el buen lado.
Hasta que aparece en escena el amor, la atractiva Nola (Scarlett Johansson), prometida de Tom que desagrada a los Hewett. Parece que tras la escena de la campiña inglesa toda va a irse al traste... Pero Tom rompe el enlace con Nola, ésta se marcha Londres y la tensión se relaja.
Aunque no por mucho tiempo, ya que un segundo encuentro en la Tate Gallery produce un desafortunado romance extramatrimonial que al principio resulta "sexy", pero tras un enamoramiento y un embarazo, es una carga. O el dinero, o el amor. Y Chris escoge la manera más cruel de que la pelota caiga en el lado conveniente.
Mención especial a Woody Allen que firma una de sus mejores películas desde "Annie Hall" y "Delitos y faltas", jugando con las expectativas del espectador y con sus personajes, desde un apabullante cinismo y una inteligencia sin igual y sin piedad.
Así que "Match Point" cató en el lado correcto de la red.