Cuentos chinos
por Covadonga G. LaheraCory y Tony Edwards junto a Tony Leech dirigen sin mucho tino un guión poco afortunado donde escriben, también a seis manos, una nueva versión animada del célebre cuento de Charles Perrault, con el apoyo de los hermanos Weinstein (esta fue su primera película de animación con su nueva productora tras la etapa Miramax). Sin embargo, La increíble, pero cierta historia de Caperucita Roja acaba resultando un quiero y no puedo seguir los pasos de Shrek en su mecánica por corromper, alterar o reversionar con ironía la versión popular de un relato infantil.
La propuesta del trío realizador cuenta con un ingenioso planteamiento, pues comienza en el final del cuento por todos conocido para ofrecer, a partir de entonces, una especie de trama detectivesca donde se contrastarán las versiones individuales de los cuatro coincidentes en la casa de la abuelita: Caperucita, el lobo, el leñador y la abuela en cuestión. Desde Rashomon o Hero, pasando por unos cuantos relatos de suspense más, esta estructura que trata de mostrar un todo sumando la perspectiva particular de las partes nos suena a déjà vu. No fracasa por ello, sino por su absoluta falta de gancho en el desarrollo de cada testimonio y por su incapacidad para generar un suspense real, unos personajes atrayentes y una comicidad efectiva. Cuando descubrimos que el intríngulis tiene que ver con el Ladrón de Bollos, la poca curiosidad que manteníamos se esfuma.
A favor: Su arranque en el final del cuento popular y el planteamiento del caso.
En contra: En general, el poco gancho de su cruce de relatos, la poca gracia de su humor, la poca simpatía de sus personajes.