Violento film de gángsters que relata los intentos de un traficante de drogas por recuperar su "territorio" perdido mientras cumplía prisión. En Nueva York el crimen se hace a la manera de Frank o no se hace. Recién salido de la prisión, Frank White se reúne con su antigua banda para retomar su posición como "señor de la droga" de la ciudad. Se enfrentarán en sangrientas batallas al resto de capos de la ciudad y lucharán por estar en la cima. Incapaces de volver a poner a Frank entre rejas, la policía también les declara la guerra...
Abel Ferrara nos trae una de sus mejores películas, una historia de mafia con un protagonista analítico, inteligente, valiente y sin pelos en la lengua. Su carta de presentación es una muestra del talento a veces incomprendido del director; mediante varios planos te presenta esa lujosa vida llena de elegancia y clasicismo. Unos planos detalle a una preciosa mujer tumbada en la cama con fina lencería, un precioso traje negro que Walken portará, joyas, flores, escenarios impolutos... La dirección en lo personal me gusta, sabe cuando darle pausa y el ritmo no me parece tan descompensado como muchos tachan. Tiene planos interesantes, las escenas de acción están bien llevadas y los personajes están bien trazados; interesantes, irreverentes, ambiguos, sinceros... El guión tiene buenos momentos, un subtexto interesante con varias lecturas aunque debería profundizar más y explicar mejor todo este mundo de mafia, quien lo compone y como se mueve.
Nuestro protagonista recién sale de la cárcel busca a sus socios para dar el primer mazazo a la industria, un golpe sobre la mesa que deje claro que ha vuelto y que quiere lo suyo. Dice ser un hombre nuevo y redimido tras su larga estancia en prisión, y aunque no va a dejar el negocio y el medio no cambia, la finalidad de este sí que lo hace. Entra cierta moral en juego y cierto sentimiento de camaradería y de ayuda al prójimo, el dinero que saque de sus negocios lo invertirá en el pueblo ante un ayuntamiento "sin fondos", incapaz de financiar siquiera un hospital. La policía por otro lado, deberá atrapar al único que aporta más a la comunidad que el propio ayuntamiento, y la frustración de estos va en aumento, hagan lo que hagan, a la gente que encierran siempre los terminan liberando, los abogados son cruciales y como en la propia película se cita; estos mafiosos son la justicia. Un reflejo de lo que es realmente el sistema judicial, mismamente en España a saber cuantos políticos se han librado de la cárcel por sus influencias, dinero y contactos. Y donde la justicia deja de ser un derecho y pasa a ser un privilegio, vemos ligada una sociedad egoísta, sin valores y en caída libre. El policía cree que encerrando a Frank White le hará un favor a la sociedad, y Frank White replica que desde que estuvo encerrado el consumo en las calles creció, que el problema es el producto y quién lo crea y fomenta, y que él es un mero comerciante sacando provecho para devolverle luego algo a la comunidad. Un sistema totalmente podrido, tanto que el héroe de la ciudad es un narcotraficante y mafioso, tanto que el bien y el mal han cambiado posiciones, y tanto que ni la propia justicia decide qué es justo y qué no lo es.
Frank White se ha saltado estos procesos judiciales y ha ido limpiando las calles, "Yo nunca he matado a nadie que no lo mereciera", ha logrado hacer lo que la policía no puede y a su vez ha ido ganándose su puesto otra vez. Y al final rompe con sus palabras, y por su propia supervivencia acaba con el bueno (dicho así para evitar spoilers). El final es el culmen de la frustración de todos los personajes, a ninguno se le permite obrar como deberían y al final ya rompen con todo procedimiento y deciden tomarse la justicia por su mano, y el plano final, clásico.
Pagó por sus pecados y salió con ganas de devolverle algo a la ciudad, para que su memoria quede en las nuestras o para lograr ser alcalde, nunca lo sabremos, pero sí sabemos que quería un cambio, una víctima del sistema que a su vez ha sabido sacar provecho y alimentar las corruptelas de este, un retrato del bien imposible sin el mal, y de cómo el fin a veces sí que justifica los medios. Tremenda película de mafia con un Christopher Walken espectacular, una mirada devastadora reflejo de todo lo que habrá visto, y una actuación llena de sentimiento.