Jonathan Graves hereda la mansión de su tío, el famoso satanista Malcolm Graves. En la fiesta de inauguración de su nueva casa, decide inspirarse en una serie de rituales satánicos para dar una sorpresa a los presentes, pero algo terrible sucede... Conjura a una horda de pequeños "Goblins" llamados Ghoulies. Estos pequeños y malévolos espíritus intentarán por todos los medios crear un ritual, en el cual sacrificarían a todos los presentes, para que así se abran las puertas del infierno y escape el mismísimo Diablo...
Considerada como una copia parodica de 'Gremlins', podemos apreciar una obra que es puro eplotaition de los años 80, un película horrible pero con un carisma inigualable. El argumento recuerda a un clásico relato de Lovecraft, 'El caso de Charles Dexter Ward'. Vemos al protagonista tanteando con objetos satánicos y al final va transformándose poco a poco a medida que va perdiendo la cordura, en su padre, el "satanista jefe". Los monstruitos son un mero adorno comercial, algo que llame la atención de la obra y que influya a la gente a verla, porque tienen muy poco protagonismo, eso sí, cuando aparecen, se comen la pantalla. Tiene un movimiento increíble considerando que es de bajo presupuesto y ochentera, además de un diseño carismático y gamberro. Y excepto los dos protagonistas, los personajes son tópicos hiperbolizados de adolescente idiotas que sólo piensan en fiesta y sexo, que juntado a que los actores son horribles, da resultado a una vergonzosa participación en la obra de su parte. De hecho su unica función es hacer de cebo para los Ghoulies.
Toda la parte de brujería es cutre, pero como debe ser en una buena película de exploitation ochentera. Y el duelo final entre los dos brujos, ni Harry Potter logra un escenario tan mágico.
Horriblemente encantadora, id a verla.