Mysterious Skin es una de esas películas que te destroza la vida, literalmente. ¿Sabes ese tipo de cine que te revuelca el alma y, cuando terminas, estás absolutamente vacío, pero, a la vez, sientes que has visto algo trascendental? Pues esa es Mysterious Skin. A lo largo de sus 105 minutos, Gregg Araki te lleva de la mano por un viaje oscuro, perturbador y profundamente humano, tocando un tema tan horrible como el abuso sexual infantil de una manera tan cruda y honesta, que es imposible no sentir que te están haciendo un desgarro en el corazón.
Esta película no es solo una historia de trauma; es una obra maestra de cómo la mente humana puede lidiar con lo indescriptible. Y lo que hace que *Mysterious Skin* sea aún más impactante es la forma en que Araki no solo te presenta los hechos, sino que te los muestra desde la perspectiva de los sobrevivientes: Neil y Brian. Uno se convierte en prostituto, el otro se pierde en fantasías de abducciones alienígenas, pero lo que no ves de inmediato es la verdad dolorosa que ambos están tratando de ocultar, de entender, de aceptar.
Si, como yo, has pasado por algo similar, esta película te destroza. Y no te hablo de "destrozarte" de la manera superficial en la que otras películas lo hacen, sino en un nivel profundo y emocional que te deja sin aliento. Te hace recordar lo que nunca quisiste recordar, pero, de alguna forma, te da un espacio para procesarlo, aunque sea por un segundo. Joseph Gordon-Levitt como Neil es sencillamente brillante. Lo ves luchar con su propio infierno, mientras hace malabares con las apariencias y su mundo de sexo y destrucción, y te preguntas cómo es posible que alguien pueda llegar a eso. Y Brady Corbet, quien interpreta a Brian, captura perfectamente la ansiedad y el terror de un niño que nunca entendió lo que le pasó, pero lo siente en lo más profundo de su ser.
La belleza de Mysterious Skin está en que no te da respuestas fáciles, ni te muestra un final feliz o limpio. No. Lo que te da es un viaje brutal, pero también un entendimiento más profundo de lo que significa sobrevivir. El guion, adaptado de la novela de Scott Heim, es una joya literaria y cinematográfica que no tiene miedo de entrar en lo más oscuro y dejarte ahí, con la verdad desnuda frente a ti.
Sí, es perturbadora. Sí, es difícil de ver. Pero si estás listo para enfrentarte a tus propios demonios, esta película te destroza la vida y, de alguna forma, te reconstruye. Es cine en su forma más pura, sin concesiones, sin edulcorantes. Y si te atreves a enfrentarte a ella, Mysterious Skin no solo te hará llorar, sino que te cambiará de manera que ni siquiera sabías que necesitabas.
Así que, sí, Mysterious Skin es una obra maestra. Es una de esas películas que no puedes dejar de pensar después de verla, que te queda ahí, en lo más profundo de tu ser. Y si has vivido lo mismo que los personajes, prepárate para que te rompa el alma. Pero al mismo tiempo, te hace sentir que no estás tan solo. Que alguien, en algún lugar, sabe lo que has pasado. Y eso, en sí mismo, es un tipo de consuelo devastador.