Crítica de SensaCine.com para El príncipe de las mareas: Volver a empezar

Ocho años después de Yentl (1983), el bien acogido debut en la dirección de Barbra Streisand, la también actriz se volvió a situar tras las cámaras ocho años después para llevar a la gran pantalla la novela de Pat Conroy. Streisand volvió a interpretar a la protagonista femenina y su compañero en El príncipe de las mareas fue Nick Nolte, que encarna con una intesidad llena de matices a un entrenador frustrado que se ve obligado a viajar a Nueva York tras varios intentos de suicidio de su hermana. Allí conocerá a la psiquiatra interpretada por Streisand.

El príncipe de las mareas pone en escena con buen pulso y elegancia una encrucijada vital varias veces vista en el cine, el momento en que el núcleo familiar que uno ha construido se tambalea pasados los años y a raíz de la aparición de un nuevo e intenso enamoramiento: qué hacer en esa encrucijada a la que se han enfrentado otros personajes cinematográficos como los de Breve encuentro o Los puentes de Madison. El segundo largometraje de Streisand cuenta con un soberbio guión y una estupenda construcción de personajes y logra realmente imbuirnos en los intensos fluctuares emocionales de sus protagonistas. 

A favor: Nick Nolte y el equilibrio melodramático que consigue el filme.

En contra: Algún secundario que desentona en el conjunto.