Crítica de SensaCine.com para Creo que sí: La otra regla del juego

El director y guionista Brian Sloan consiguió algo de relevancia entre la comunidad gay gracias a esta comedia romántcia que, en vez de alienarse con el movimiento de cine queer, decide abordar su temática homosexual directamente con las mismas herramientas narrativas y formales del heterocéntrico cine industrial. Puede que la decisión resulte relevante e incluso importante desde un punto de vista político y de normalización de identidades sexuales, pero absorber el lenguaje del poder opresor para utilizarlo sin efecto subversivo no parece demasiado efectivo, al menos a corto plazo.

Y, en cuanto al largo plazo, tampoco es que 'Creo que sí' se pueda considerar un título decisivo en la normalización de las relaciones homosexuales en la ficción hollywoodiense. La farsa sentimental de Sloan cae en todos los tópicos del renqueante género de la comedia romántica tal y como se entendía a finales de los 90. Por no hablar de un elenco compuesto por intérpretes de escaso lustre y efectividad meramente televisiva.

A favor: Las escenas durante la boda en la que se empieza a desatar el encadenado de equívocos.

En contra: Intérpretes nada inspirados para un guión poco divertido.