Del comic a la pantalla
por Rodolfo SánchezWarren Beatty sorprendió con su tercer largometraje, Dick Tracy, película que parecía alejarse considerablemente de sus dos anteriores propuestas, Rojos y El cielo puede esperar. Y de hecho, la distancia es evidente. Beatty, también protagonista, llevó a cabo todo un ejercicio formal y estilístico al crear una obra que, aunque infravalorada, podría considerarse como uno de los mejores trabajos fílmicos a la hora de trasladar la imagen del comic a la pantalla cinematográfica.
Mediante un trabajo de fotografía de Vittorio Storaro magnífico, Beatty rehúye todo atisbo de realismo y construye una obra que evidencia su artificialidad, su irrealidad. Pero bajo ese formalismo subyace todo un discurso sobre el poder y su utilización que no es ajeno a los intereses de Beatty, aunque en esta ocasión, quizá, queda relegado bajo la fascinación que puede suscitar las imágenes de Dick Tracy. Ciertas concesiones –como la presencia de Madonna y sus canciones- lacran el resultado final y no ayudan redondear una película muy interesante que, además, cuenta con un plantel de secundarios magníficos.
A favor: La fotografía y la puesta en escena de Beatty, tan clásica como post-moderna.
En contra: Quizá, las concesiones a la por entonces pareja de Beatty, Madonna.