A sus 85 años y después de vivir exiliado cuarenta de ellos en Estocolmo, Bebo Valdés decide viajar a Salvador de Bahía (Brasil) para reencontrarse con sus raíces africanas. Allí el gran pianista cubano encuentra a Mateus, un músico bahiano que le muestra la vida en Candeal. Durante muchos años, este lugar había sido una favela donde el tráfico de drogas y la violencia eran los principales protagonistas pero gracias a la inversión de fondos de Carlinhos Brown y al esfuerzo de sus habitantes se ha convertido en un pequeño pueblo que vive de la música.
Recorriendo sus calles, Bebo Valdes descubre que en la comunidad afro-bahiana no hay armas ni drogas pero sí un centro de salud, un estudio y un conservatorio de música al que acuden numerosos artistas de todos los continentes atraídos por el sonido de la percusión de Candeal. Carlinhos Brown ha conseguido que el barrio que le vio crecer sea hoy un pueblo dedicado a la música y lleno de esperanza.