Tarantino nos trae "Malditos Bastardos", una de sus mejores obras, el film que siempre quiso hacer. Y no era una película histórica al uso, ni obedece reglas cronológicas. No estamos viendo la ocupación de los nazis, ni a Hitler o Goebbels, ni la caza de los judíos por Francia a través de un libro de historia, sino a través de los ojos y la cabeza de Tarantino. Eso sí, con grandes referencias a la época y, sobre todo, cinematográficas. Y tengo que decir que, aunque Tarantino no sea de mis directores favoritos, esta obra suya es una maravilla.
Nos habla de un grupo de soldados de descendencia judía, apodados "Los Bastardos", que están dispuestos a "joder" a los nazis, al mismo tiempo que una chica, Shosanna, busca venganza por el asesinato de su familia a manos del coronel Hans Landa. Esa es la historia, pero hay que culpar lo mal que se vendió el largometraje. La parte verdaderamente importante e interesante no es la de "Los Bastardos", sino la de la joven que lleva el cine, pero la publicidad resultó muy engañosa en su momento. La verdad es que me esperaba un filme de guerra con mucha acción y esto está más cerca del thriller de espías y el cine negro. Pero bueno, lo importante es disfrutar de ella, y sí que se disfruta.
La gran fotografía de Bob Richardson, esa banda sonora magnífica llena de piezas de Ennio Morricone, la ambientación y todo lo que se refiere a la escenografía son aspectos tratados a la perfección. Como están recreados los bosques, poblados y sectores agrarios de la Francia durante la ocupación Nazi es algo muy destacable. Y como no sus inmensos personajes y diálogos. Es una cinta que rompe con los esquemas de las películas de guerra, reivindicando la imaginación como parte consustancial del séptimo arte convirtiendo la comunicación en una de las tramas principales del film, falseando la historia y desconcertando a un público que, buscando la acción bélica a la que parece apuntar la promoción, donde priman la tensión a través de las palabras, y dos de las historia que contiene: el de la judía Shosanna, y el de ese nuevo icono del celuloide que es el coronel caza-judíos Hans Landa.
Las actuaciones son enormes, destacando principalmente a Christoph Waltz que está impresionante como Hans Landa, con una actuación soberbia e inolvidable. Brad Pitt sabe sacarle ese puntillo chulesco y picaron que mete en todos sus papeles al teniente Aldo. Aunque no es una de sus mejores actuaciones, le veo algo forzado en su papel, pero no está mal del todo. Mélanie Lauren está fantástica, con una interpretación impecable. Diane Krugger hace un papel bastante digno. Daniel Bruhl genial, como el franco tirador nazi. Y por último Michael Fassbender lo hace francamente bien lo poco que sale, siendo además participe de una de las secuencias mejor realizadas de la película.
En definitiva, es controvertida, atrevida, sangre, violencia, diálogos infinitos, humor, crueldad y dureza se dan de la mano en esta inmersión en el cine bélico. Una reinterpretación muy personal y vengativa de la II Guerra Mundial que depara memorables escenas para la posteridad. Una ida de olla como de una admirable abnegación por su trabajo y sus inspiraciones, de esa forma Tarantino vuelve a consolidarse como cineasta y se marca un regreso triunfal y por todo lo alto a las salas.