Una propuesta fallida
por Rodolfo SánchezRichard Kelly es uno de esos directores que tras un exitoso y prometedor debut, Donnie Darko, no logró, o no lo hizo del todo, cumplir con esas expectativas. Cinco años después de su ópera primera, Kelly se lanzó al vacío con Southland Tales. Se arriesgó quizá demasiado, aunque eso es de agradecer. Lo malo es que la ambición devino en pretenciosidad, y el resultado de Southland Tales acaba siendo un total desquiciamiento fílmico, una película de posmodernidad enloquecida. Las referencias se entrelazan y se sobreponen para dar forma una narración en la que el exceso de simbolismo acaba convirtiendo la historia en una metáfora continua...
Southland Tales es ridícula y, en ocasiones, irritante, porque posee un defecto muy por encima de la fallida sucesión de ideas extravagantes: Kelly intenta alejarse de lo bizarro (aunque él mismo plantee la película bajo esa perspectiva) a base de introducir un tono intelectual a Southland Tales imposible de digerir. Así, las dos horas y media de duración de la segunda película de Kelly se convierten en un insufrible viaje en el que en cada parada se quedan buenas ideas para seguir hacia delante mediante la intuición de acabar llegando a buen puerto. Algo que Kelly no consigue, demasiado material y demasiada ambición.
A favor: La puesta en escena de Kelly resulta personal y muy interesante, aunque acabe malograda por todo un conjunto totalmente desquiciante y sin sentido.
En contra: La pretenciosidad de la propuesta.