La película está dedicada a los niños de Cuba, a la madre del director, Iraida Malberti, que destaca en el trabajo artístico con niños, y a su padre, que murió víctima del atentado en Barbados.
La fotografía es pionera en la tecnología digital de vanguardia, pues utiliza una cámara PANASONIC 100 AE, en 25 cuadros progresivos y sistema PAL, que consiguió aumentar la calidad del transfer a celuloide de 35 mm.
Primer filme cubano protagonizado por niños. Ganó el Grand Prix Ecrans Juniors, un premio que elegido por un jurado constituido por 24 niños durante el Festival de Cine de Cannes del 2005. La película ganó por unanimidad.