Douches froides

Michael proviene de una familia humilde. Su padre, taxista, pierde el carnet de conducir en un control de carretera y tienen que pasar con los ingresos que gana su madre como limpiadora del gimnasio del instituto. A Michael no le interesan mucho las asignaturas del instituto y prefiere centrarse por completo en su carrera deportiva, destacando de manera brillante en el judo. Su vida es bien distinta a la de su compañero de equipo, Clément. El padre de éste es muy social y su familia está bien posicionada. A pesar de que su padre, Louis, va en silla de ruedas, esto no le impide en absoluto tener ganas de vivir y de apoyar en todo a su hijo. Es por eso que decide invertir dinero en el equipo de judo y convence a Michael para que le dé clases a Clément. Los dos, junto a la novia del primero, forman un trío adolescente de lo más desequilibrado y perdido.

Es una película de Antony Cordier protagonizada por Johan Libéreau, Salomé Stévenin y Pierre Perrier, entre otros.