Últimas opiniones sobre Leviathan: El demonio del abismo

Plagio descarado, inmisericorde y mal hecho de varias películas, con "Alien" a la cabeza y "Abyss", "Atmósfera cero", "Profundidad seis", "La cosa" e incluso "Tiburón" a la zaga. No en vano es comúnmente referida en blogs y foros como "Alien bajo el mar". Un producto creado a la sombra de los anteriores sin la más mínima vergüenza ni reparo.

La película, en la que contra toda lógica participaron Stan Winston y Jerry Goldsmith, quienes no mostraron escrúpulo alguno en poner la mano para trincar billetes, incluso si ello implicaba autoplagiarse y participar en un subproducto pluscuamperfecto, es un desastre que sólo puede salvarse desde la nostalgia ochentera. En este sentido conviene citar que ni el trabajo de Goldsmith brilla por ningún lado, ni la creación de Winston merece alabanza posible, tanto por la falta de originalidad del monstruito como por lo poco convincente del bicho en cuestión, frecuentemente oculto entre penumbras y apenas vislumbrado parcialmente, nunca al completo.

Lo curioso es que en el apartado técnico Winston y Goldsmith no fueron los únicos pesos pesados que se dejaron caer en esta producción, en tanto que hubo acumulación de profesionales con un oscar en el salón de su casa. Respecto al plantel de actores, los nombres son bien conocidos y, sin ser excepcionales, eran respetables. En unos casos por ser actores con éxitos comerciales a sus espaldas (Peter Weller, Richard Crenna, Ernie Hudson y Hector Elizondo), en otros por ser promesas que parecían listas para empezar a triunfar (Amanda Pays).

No obstante, a ninguno de ellos les sirvió de nada. De hecho, esta película fue lo más parecido a un gran trabajo que Amanda Pays lograría en su carrera, no tanto por su calidad como por su presupuesto. Después de esto, ni volvió a trabajar en producciones tan costosas, ni logró nada que no fuese ir cuesta abajo, sin frenos y sin luces. Trece años después, se retiró del cine.

Lo más asombroso es que mucha gente considera que se trata de una película de serie B, entendida como un trabajo de bajo presupuesto que hacía lo que podía con escasos recursos, lo que les lleva a ser más piadosos con ella. No parecen saber, y esto es especialmente grave, que costó la friolera de 2.000 millones de pesetas del año 1988 (unos 12 millones de euros si las matemáticas no son lo suyo). Y, puesto que parte del rodaje se hizo en los estudios Cinecitta (Italia), se convirtió en la película más cara rodada en Europa hasta aquel momento.

Sin embargo, los resultados que se obtuvieron fueron tan malos, la atmósfera tan poco trabajada, los diálogos tan insulsos, que mucha gente la considera una película de bajo presupuesto, demostrando así lo mal que lo hicieron sus responsables. ¿Qué pensaría usted si un equipo de fútbol de primera división, con un presupuesto propio de tal categoría, diese los mismos resultados que uno de segunda? Que lo han hecho muy mal, ¿verdad? Pues eso mismo ocurrió con esta cinta.

A día de hoy sólo los más piadosos, nostálgicos o ignorantes se atreven a salvar este sucedáneo de "Alien", en donde por copiar se llegaron a copiar hasta el reparto de personajes y su caracterización. Desde el uso de lanzallamas hasta una Amanda Pays transmutada en una Ripley en bragitas, pasando por un médico cabroncete, monstruos que salen del pecho y pasillos metálicos angostos, la película plagia, fusila, copia y toma lo que le viene en gana del trabajo de Ridley Scott. Un director que no es que fuese original (Alien no lo era), pero al menos tuvo más vergüenza que George Cosmatos.

La única duda que nos queda es cómo es posible que los responsables de este trabajo no terminasen ante un juez acusados de plagio. Quizás porque esta práctica es una de las bases de esta industria.

Si no la ha visto, no lo haga.