El Comité Central del Partido Comunista se reúne en Madrid bajo la presidencia de su secretario general, Fernando Garrido. En un momento del encuentro, se apagan las luces. Cuando se reanuda el suministro eléctrico, los asistentes descubren que Garrido ha muerto apuñalado en el pecho. La investigación oficial de la Policía es asumida por Fonseca, un antiguo represor franquista que detesta a los comunistas. El Partido decide por su parte contratar a un detective privado de Barcelona de simpatías izquierdistas, Pepe Carvalho. Fonseca y Carvalho sienten una lógica aversión recíproca que dificulta su colaboración. Las investigaciones del detective privado se centran en los asistentes a la reunión y limita el número de sospechosos a cinco. Carvalho se adentra en una intriga internacional con participación de los servicios secretos estadounidenses y soviéticos en plena Guerra Fría.
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