Crítica de SensaCine.com para Diamante de sangre: Guerras africanas

Aunque Edward Zwick comenzó en el terreno de lo familiar/íntimo en televisión (las series 'Familia' y 'Treinta y tantos') y en el cine ('¿Qué pasó anoche?') ya en 1989 con 'Tiempos de gloria' su carrera tomará un rumbo épico con la única excepción de 'Dos chicas en la carretera'. Una épica que viene dada tanto por la puesta en escena, tendente a lo grandilocuente aunque sin los excesos de otros cineastas ya que el estilo de Zwick es más clásico (e invisible), como por los temas que suele trata en su cine. 'Diamante de sangre' se ajusta a todo lo anterior para narrar una historia acerca del tráfico ilegal de diamantes en África protagonizada por un contrabandista (Leonardo DiCaprio) quien se redimirá de sus pecados a lo largo de la película como si de un mártir se tratara (el final así parece apuntarlo) y como si de alguna representara la conciencia de occidente y la necesidad de tomar partido, de hacer algo. Una película con buenas intenciones, con mensaje, muy bien construida, producida e interpretada, con buenos momentos de acción, pero que finalmente, cuando uno se acerca a ella con más profundidad, uno encuentra el vacío que anida en su interior. Y aun así, como espectáculo, la película funciona, algo común en casi todas las producciones de Zwick, artesano entregado del cine actual.

A favor: Los tres protagonistas y la capacidad de Zwick para crear un espectáculo digno.

En contra: Que bajo ese espectáculo digno no hay nada más que un mensaje de buenas intenciones a modo de anuncio de ONG.