Crítica de SensaCine.com para El Perro Mongol: Visita a Mongolia

Tras 'La historia del camello que llora', Byambasuren Davaa siguió explotando el filón que caracteriza su cine: su origen exótico. Exactamente las estepas mongolas, donde rueda películas parcas, de pocos diálogos y de sentimientos que se explican de manera lenta y minuciosa. Cine de buenos sentimientos, sin muchas complicaciones y que tampoco explica nada de Mongolia. Podría suceder en Mongolia o en cualquier otro país mayormente rural, de grandes dimensiones y donde la gente vive mayormente aislada.

Respecto a su ópera prima, aquí ofrece una película de ficción sobre una familia de nómadas que adopta a un perro. El animal servirá como nexo de unión entre una familia en la que los miembros nunca se han comprendido entre sí, ni nunca han expresado sus sentimientos. Pero también mediante él la directora trata de reflexionar sobre los ciclos vitales y sobre el imparable paso del tiempo, con el inevitable proceso de aprendizaje y madurez. La belleza del escenario hace mucho para cubrir las carencias de una película demasiado calculada y que realmente parece un producto destinado para satisfacer las necesidades turísticas del espectador occidental.

A favor: Mongolia es un paisaje apenas explorado por el cine

En contra: Que todo parezca prefabricado para cumplir las expectativas de película tercermundista.