A principios de los años 80, el delegado del Segundo Distrito de Texas, Charlie Wilson, era conocido por ser un juerguista y vividor que acumulaba conquistas y escándalos. Pero su personalidad ocultaba un sentido político agudo, un sólido conocimiento de la escena internacional, un patriotismo a toda prueba y un compromiso con las causas perdidas.
Afganistán sería su más bello combate. Charlie tenía entre sus relaciones a la riquísima Joanne Herring, anticomunista entusiasta que contempló nada más y nada menos que la caída del imperio soviético. Ante la pobre reacción americana a la invasión de Afganistán, convenció a Wilson de la necesidad de llevar ayuda al Moudjahidin. Charlie reclutó para esta misión al agente de la CIA Gust Avrakotos, una combatiente de origen modesto que deseaba pelearse con los rusos con ansia.
Usando el encanto y la diplomacia, Charlie, Joanne y Gust consiguieron establecer la más improbable de las alianzas secretas entre Pakistán, Israel y Egipto, y justificar la comisión de la Defensa para asignar los fondos necesarios y hacer llegar a los Combatientes de la Libertad las armas que les permitirían luchar contra el invasor.
Las consecuencias del pasado
por Israel Paredes