Crítica de SensaCine.com para Bubble: Cotidianidad y desidia

Entre Ocean's Twelve y El buen alemán, es decir, entre dos títulos de alto presupuesto y con estrellas en su reparto, Steven Soderbergh realizo Bubble, película de espíritu más pequeño que las anteriores y que se presenta casi como un ejercicio de estilo de Soderbergh que pasó desapercibido y al que apenas se ha atendido. Bubble gira alrededor de la vida de dos jóvenes que trabajan en una fábrica de muñecas en una pequeña población de Estados Unidos que ven cómo su vida se altera con la llegada de una nueva joven al trabajo. A partir de esta leve historia, Soderbergh se introduce en la pequeña vida de esta población para crear una película sobre la cotidianidad y sobre el tedio mediante el trabajo dilatado de secuencias en los que aparentemente nada ocurre, pero en realidad están sucediendo multitud de cosas. En apenas hora y cuarto Soderbergh crea un auténtio thriller (extraño, eso sí) en una América-profunda en la que el vacío se extiende por cada rincón. El cineasta cuida a sus personajes y al paisaje por el que se mueven pero a su vez resulta agresivo con ellos. Esto nos conduce hacia una película en cierto modo malsana, porque la realidad, en su interior, lo es. Bubble es una miniatura pero que gira alrededor de grandes temas, una obra en apariencia insignificante pero que se encuentra entre lo mejor que ha realizado su director. Un pequeña (gran) joya.

A favor: La capacidad de Soderbergh para retratar la cotidianidad.

En contra: Que su aparente falta de ambición conlleva que se pueda pasar por alto su calidad.