Crítica de SensaCine.com para La camarera: La vida misma

En esta comedia agridulce Jenna (Keri Russell) es una joven que vive un matrimonio frustrado y sin amor y, pese a ello, durante la mayor parte del metraje, se niega a conformarse con la vida que le ha tocado. Sus deseos de abandonar a su horrible marido se ven amenazados por un embarazo accidental, lo cual la obliga a permanecer con él, a seguir mostrándose servicial y pasiva, pero esto no le impide embarcarse en una aventura con el encantador y sensible doctor que acaba de llegar a la ciudad (Nathan Fillion).

La mayor parte de la acción transcurre en el restaurante donde Jenna trabaja. El humor, más pretendido que conseguido, viene de las intervenciones de las compañeras de Jenna, de los clientes y de los famosos pasteles que prepara -cada uno de los cuales es una encarnación de sus emociones en un determinado momento-. Aún así nos queda preguntarnos como hubiese evolucionado la carrera de Adrianne Shelly -actriz convertida en directora- si no hubiese sido brutalmente asesinada poco después de terminar este filme.

A favor: El veterano de la televisión Andy Griffith en un encantador papel secundario.

En contra: El filme se esfuerza demasiado en resultar simpático y juguetón.