"Solo en Casa" es una clásica comedia familiar de época navideña del famoso productor John Hughes, dirigida por Chris Columbus y protagonizada por Macaulay Culkin. Filme que se convertiría en uno de los más grandes clásicos de Navidad de Hollywood, y que a pesar de haber sido estrenada hace 30 años, mantiene el mérito de entretener a niños y adultos, además de haber inspirado a otras películas, siempre en la temática de “la persecución del gato y el ratón”. Con un guión, en líneas generales, sólido y con personajes bastante bien estructurados, desarrollado por la creativa mente de John Hughes, la cinta logra mantener al público en constante interés en base a tres principios: primero, con el caos que supone el irritante grupo familiar de los McAllister (reforzado claramente por los tíos y sobrinos) en la víspera de un ultraplanificado pero fracasado viaje a París. Luego, con un malcriado y grosero renacuajo que se ve de repente con una casa y una cuenta bancaria solas para él. Y finalmente, sus constantes intentos por mantener el hogar familiar a salvo de las manos de dos necios ladrones, que planean saquearla. Es, sin duda, una película muy divertida y con un ritmo excelente, esencialmente por los dos últimos principios que ya mencioné, aunque todo se origine del primer principio y el carácter de una familia que sin ninguna reprimenda puede hacer que el espectador llegue a "despreciar".
Me refiero a la naturaleza narrativa de los personajes protagónicos, los McAllister. El guión propone una familia típica estadounidense, absolutamente “trastornada” por la llegada de la Navidad y un viaje que han planificado por meses. No obstante, su tendencia a la distracción, al caos generalizado y la histeria, puede resultar graciosa o insoportable. Como sea, tenemos a la madre que olvida a uno de sus hijos (tiene 5, y le encarga a la hija mayor que cuente, quien lo hace pero de forma incorrecta, ya que confunde a su hermano con un vecino que entra y sale de la casa en la previa), y que recién se dará cuenta que falta uno de sus hijos cuando esté en pleno vuelo. El espectador tendrá dos opciones, entonces: se compadecerá de ella y su desesperación o la condenará por ser definitivamente una mala madre. Sin embargo, surge una cuestión que puede hacer que se sienta cierta empatía hacia ella, cuando no piense dos veces lo de regresarse e ir a buscar a su hijo, mientras el guión presenta además al padre, personaje realmente detestable, apático con su propio hijo, que sólo le interesa el viaje y la estadía en París, dejándole todo el peso de la responsabilidad a la madre. ¿De qué se trata esto? ¿Indiferencia paternal?, ¿Prioridad vacacional? No lo sabemos. Como sea, de no producirse este tipo de situaciones, no habría trama y, por ende, entretención, por lo que no nos molestará que Kevin se “libere” de sus padres por un rato.
No obstante, en la construcción hacia lo mejor del film se les pasa algunas incongruencias en el guión a Hughes, como el hecho de que se pueda entrar a la casa de los McAllister sin llaves (Kevin entra y sale sin llaves) y los ladrones no puedan entrar, o que éstos no se preocupen de que su camioneta tenga patente (placa matrícula) y ese detalle termine siendo su perdición. Entre tanto, Hughes introduce algunos elementos moralistas en la trama que no molestan y que al final responden al espíritu navideño, familiar y fraternal de la época, que por supuesto contribuyen a mantener ese espíritu propositivo que lamentablemente sólo dura por esa temporada, en el mejor de los casos. Hablo del hecho de que la madre haga lo que sea por llegar a casa con su hijo, que Kevin se dé cuenta que no es entretenido desear que su familia desaparezca y tener la casa a su merced, y que el anciano desadaptado al que su hermano mayor sindica como “asesino en serie”, sólo por su aspecto físico, en realidad sea un viejo bonachón, entristecido por no poder ver a su nieta, debido a un conflicto con su hijo. Además, cabe destacar el gran trabajo de utilería y efectos especiales de William Purcel, que llevó adelante con éxito las fantásticas escenas que Hughes concebió para el enfrentamiento entre el niño y los ladrones. Escenas clásicas que son correctamente aderezadas por John Williams y su música entre persecución y trampas, que insisto es, el mejor momento de la película, prueba de que las décadas pasan y el slapstick sigue siendo muy efectivo.
Las actuaciones son correctas, destacando principalmente a Kevin y a los ineptos Harry y Marv. Harry, interpretado correctamente por el gran Joe Pesci, es más inteligente y lidera el dúo, pero de todas formas no puede con la habilidad de Kevin para sacárselos de encima. Marv, por su parte, encarnado por Daniel Stern, es su contraparte estúpida y estrafalaria. Ambos, junto a Macaulay Culkin, son lo mejor de la película, con escenas que ya son parte de la memoria colectiva, en las que vemos como Kevin quema, golpea con ladrillos y planchas, lanza pegamento, plumas y pintura acrílica, etc. a estos desafortunados ladrones, que parecen invencibles, además de tercos. La química entre los tres actores es notable y da cuenta de la visión de Columbus de insistir en la contratación de un jovencísimo Culkin, al que debió acomodarse por los horarios escolares del joven actor. El reparto lo completaron Catherine O’Hara como Kate, la madre de Kevin. John Heads encarna a Peter, el insoportable padre de Kevin. El más aún insoportable Gerry Bamman es el tío Frank. Y Devin Ratray como el fardón hermano mayor de Kevin, Buzz.
En definitiva, un pelicula de entretenimiento familiar a la que evidentemente no se le puede pedir mucho más. Que esconde toda una reflexión sobre la soledad, bajo la mirada de un niño que pronto comprenderá que la auténtica felicidad redica en estar con los seres más queridos, que la soledad, por muy atractiva que parezca a veces, no es buena. Cinta que no ha perdido su encanto y que constituye, a mi juicio, probablemente la mejor película familiar de Navidad. Sin olvidarme de la magestuosa, "Qué Bello Es Vivir".