Esta casa es una trampa
por Nestor HidalgoCualquier niño pequeño agobiado por una familia numerosa en la que él es el último mono ha fantaseado alguna vez con estar solo en casa, sin la mirada vigilante de los adultos, para poder comportarse con absoluta libertad y sin sufrir reprimendas. John Hughes cogió ese deseo infantil y lo convirtió en un guión de comedia familiar navideña que roza la perfección. La epopeya del pequeño Kevin, olvidado por su familia en casa al irse de vacaciones a París, es tanto una película divertidísima como el extraordinario trampolín que lanzó a la fama a Macaulay Culkin, que contaba con sólo 10 años cuando interpretó el papel.
Al innegable carisma del niño actor se suma una trama propia de un episodio animado de los 'Looney Tunes': un par de ladrones de casas de aspecto (y mala pata) ibañezco intentan asaltar el domicilio de la familia McCallister donde se ha quedado Kevin, que hará todo lo posible por defender la propiedad de los suyos. Eso conduce a la prodigiosa media hora final de la película, prácticamente muda (o, más bien, compuesta sólo por gritos de dolor y onomatopeyas sonoras), donde la inventiva de Hughes y el director Chris Columbus da paso a una colección de trampas caseras con las que Kevin golpea, lesiona, electrocuta y desgracia a los rateros interpretados por Daniel Stern y Joe Pesci en un papel por el que merecería ser tan recordado como por sus colaboraciones con Martin Scorsese.
A favor: Macaulay Culkin hace una gran actuación con sólo 10 años.
En contra: La inevitable poso sentimental de la subtrama del vecino solitario y anciano.